Sus ojos recuperaron el fulgor extraviado durante el oscuro hexagonal rumbo a Brasil 2014, mas el pretérito les ha enseñado que confiarse es peligroso.

Resulta inevitable que los integrantes de la Selección Mexicana no se visualicen en la XX Copa del Mundo. Los cuatro goles de ventaja sobre Nueva Zelanda impulsan sus anhelos, esos que son contenidos con la boca.

“Estamos muy contentos con el triunfo, pero todavía tenemos la ilusión de ganar y hacer un muy buen partido allá”, subraya Oribe Peralta. “A final de cuentas se jugó muy bien, lo cual se notó en la cancha”.

Desempeño que esperan repetir la siguiente semana, en el estadio Westpac de Wellington. No conocen otra fórmula para terminar con una serie que jamás imaginaron protagonizar, pese a las vicisitudes sufridas en la última ronda eliminatoria de la Concacaf.

“No podemos subestimar al rival”, aconseja el capitán Rafael Márquez. “Se hicieron bien las cosas, pero todo dependía de nosotros. Actuamos bastante bien y hoy [ayer] lo demostramos en la cancha”.

Sus principales fortalezas, según diagnostica el Káiser de Michoacán, fueron la paciencia y el temple para no ser derrotados en la batalla de los sentimientos, más allá de que tardaron media hora en superar a Glen Moss, arquero de los All Whites.

El script lucía idéntico al de los otros cinco partidos jugados en el Estadio Azteca durante 2013, incluso aquel que ganaron a Panamá (2-1) con el plástico e inolvidable recurso de Raúl Jiménez.

“Sabíamos que era importante conseguir el primer gol para que ellos se abrieran, tener esa tranquilidad”, comparte el defensa central. “[Colaboré] poniendo mi granito de arena, como todos, y esperamos que todo siga igual”.

Viajar más de 20 horas es un factor que no mina su deseo de llevarse el otro duelo de la serie.

“[La victoria] nos deja una satisfacción, una alegría bastante grande”, admite el zamorano. “Nos vamos con un colchón importante y ahora [hay que] tratar de recuperarnos lo más rápido posible para enfrentar el partido que sigue”.

Oribe, humilde

Pese a marcar un doblete contra los Kiwis, lo que le permitió sumar cuatro partidos seguidos con gol en el Tricolor, El Cepillo se resiste a catalogarse como referente de la Selección Nacional, etiqueta que sí le otorga el público. La muestra es la ovación que le acompañó a la banca tras ser sustituido por Jesús Molina.

“Todo el grupo es referente, trabajamos muy bien desde que Miguel [Herrera] llegó y [la goleada] es algo que nos regalamos a nosotros mismos”, aclara.

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