LEÓN.— Y para El Gullit, el llamado Carlos Peña, ¿cuál es el mejor equipo en el que ha jugado?

¿El Pachuca, dónde inició profesionalmente? ¿El León de la Segunda División? ¿O esta Fiera que va por sexto título de Liga?

“No, para mí, para mí, el Deportivo Peña, ese sí que era bueno”.

El Deportivo Peña, simplemente el equipo de la familia del Gullit.

“Ese era buen equipo”, dice el volante, recordando sus años de infancia allá en su natal Ciudad Victoria, Tamaulipas.

La familia Peña Rodríguez está conformada por cuatro hermanos, así que el padre viendo que la testosterona inundaba la casa, vio en el futbol la forma más saludable en que se desplegara tal energía.

“Ahí jugábamos todos los hermanos, y hasta de vez en cuando mi papá se metía a completar. Era ‘re’ bueno ese equipo”, recuerda.

Eran tiempos de inocencia, donde no importaba quién ganara “mientras fuéramos nosotros”, donde no importaba si se cobraba o no, donde no importaba quién traía los mejores zapatos.

Sólo era jugar por jugar.

“Somos cuatro hermanos en la familia. Soy el más pequeño pero todos jugábamos. Uno de portero, otro defensa, otro contención y otro delantero”, rememora.

Al equipo lo completaban, “primos, amigos de la colonia. Eran buenos agarrones los que hacíamos en la cuadra”.

Ahí, en el Deportivo Peña, El Gullit comenzó a aprender los secretos del futbol, “aunque no todos. Yo iba a una escuelita, pero los fines de semana jugaba con ellos".

Y es que el más pequeño de los Peña, usaba el futbol para estar con sus hermanos. “Aquellos se me escondían para hacer sus cosas, pero en el juego todos jalábamos parejo, ahí me les pegaba”.

¿Qué fue lo mejor de aquellos años? No fue ganar la mayoría de los partidos, lo mejor fue el compartir, estrechar aún más los lazos fraternales y hacer del Deportivo Peña, un coloso de Ciudad Victoria.

“El jugar con gente mucho más grande me ayudó a explotar otras características. Cuando jugaba contra los chavos con más talla que yo, ya no me asustaba”.

Con ventaja

Los años han pasado y al Deportivo Peña ya lo refuerza de vez en cuando, cuando va de vacaciones a su pueblo natal. Ahora, El Gullit tiene otros hermanos, a los del León, que llevan ventaja en la gran final. “No todo está decidido. Falta el juego de vuelta en el Azteca. Sabemos que será difícil, nada está dicho aún”, asegura.

—¿Y qué pasará con tu futuro después de estos juegos?

“Estoy tranquilo. Queda un juego, la final y voy a disfrutar, después veremos qué sucede”.

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