Fue una de esas noches en las que a Ricardo Ferretti le tocó ser cruel con quien tanto lo ama. No hay aficionado de Pumas que haya olvidado a ese ‘Tuca’ sonriente, ondeando la bandera de Universidad, tras la final de la temporada 1990-91. Alegró a toda su afición por ser el artífice del segundo título de la escuadra capitalina, tras pasar por encima del América en la final de esa campaña.
Su famoso ‘Tucazo’ en aquel partido se complementa con haber salvado a los felinos del descenso en 2006, ya como entrenador y, posteriormente, haberlos llevado al título del Clausura 2009. Pero ayer fue distinto. El ídolo brasileño volvió a casa, como él mismo llama a CU, a propinarle una de las noche más amargas a quienes lo tienen encumbrado. Llegó como enemigo, una especie de ‘traidor’ por ser estratega rival a quitarle una estrella a la UNAM para ponérsela a los Tigres luego de ganar la final del Apertura 2015.
“Pumas está en el pasado, siempre todas las instituciones a las que he pertenecido he demostrado mi agradecimiento y naturalmente busqué dar todo lo mejor de mí y ahora mis colores son de Tigres que es la institución que represento”, avisó el propio estratega el lunes previo al inicio de la gran final.
Quienes lo conocen afirman que Ferretti quiere a los del Pedregal como casi nadie. Cariño recíproco, porque hay portadores de camisetas de los felinos capitalinos con la fotografía del famoso ‘Tuca’ con el puma gigante en el pecho. Sin embargo, ayer, a eso de las 22:40 horas, se transformó en un hombre que es leyenda de la UANL, a quien se debe y también quiere. Suma dos títulos desde el banquillo con los ‘Tigueres’, uno logrado al pie de la Torre de Rectoría de la UNAM.
Hombre controvertido con casi 25 años de ser entrenador sin ser cesado. Lo mismo bromea, que mienta madres. En la cancha exigente con quienes sabe que le pueden dar más. “Si no te regaña y te gritonea es para que te preocupes, porque comienzas a serle prescindible”, decía el psicólogo Octavio Rivas (q.e.p.d), quien era amigo del estratega. “En el vestidor busca ser amigo de los jugadores”.
“Claro que es gruñón”, reconoció José Antonio Noriega, quien coincidió con el entrenador en Universidad a principios de la década de los 90 del siglo pasado. “No es así toda la vida, pero claro que es malhumorado”.
Prueba de esos dichos es un video que se puede ver en Youtube. En una pretemporada con los norteños, Ferretti regañó a todo su plantel. “¡Penetración! ¡Hay un hueco y yo tengo que entrar! ¡Chingada madre, mierda!”, grita fúrico, fiel a su estilo dictatorial, militarizado, sin espacio a debate o intercambio de puntos de vista.
Fórmula que le ha dado resultado. Ya es un entrenador con cuatro campeonatos de liga para igualar a Enrique Meza: dos con Tigres (Apertura 2011 y Apertura 2015), uno con Universidad (Clausura 2009) y otro con Chivas (Verano 1997). Logros que se suman a haber clasificado a la Selección Mexicana a la Copa Confederaciones de Rusia 2018. Apenas en octubre conquistó ese pase para el Tri.
Tachado de defensivo, conservador y como un ferviente detractor de cualquier conquista internacional, Ferretti ha sido el hombre de moda en este año. Subcampeón de Copa Libertadores, entrenador exitoso del Tricolor y monarca liguero.