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Prost y Senna, amigos y rivales

Prost y Senna, amigos y rivales
15/01/2014 |00:01
Redacción Querétaro
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La primera vez que Ayrton Senna y Alain Prost se encontraron, pasaron minutos platicando de manera cordial. Hubo una empatía de inmediato. Pero al siguiente día y después de que Prost venciera al brasileño en una carrera de exhibición en Hockenheim en la primavera de 1984, Senna no le dirigió más la palabra.

Fue la primera batalla de una de las rivalidades más encarnizadas que la Fórmula Uno haya visto a lo largo de su historia.

Senna, el hombre del pueblo. El que decía hablar con Dios en la curva belga de Eau Rouge. El piloto más alegre cuando la lluvia mojaba el asfalto. El que logró tres campeonatos del mundo en pleno reino de su antagónico rival francés.

Prost, por el otro lado, el piloto consentido del serial en los ochenta. El del talento nato que no necesitaba de maniobras arriesgadas para vencer. Cuatro veces campeón de la F1, pese a la irrupción del volante brasileño.

Senna corría para Toleman en 1984, Prost para McLaren. Fue en el GP de Mónaco que una intensa lluvia mojó la mítica pista, el brasileño rebasó al galo, pero las autoridades decretaron la suspensión de la carrera por razones de seguridad (lluvia excesiva), y la clasificación quedó como en la vuelta anterior. Ayrton fue segundo. Desde allí se comenzó a gestar una de las más grandes rivalidades deportivas de la historia.

Cuando Senna llegó a McLaren en 1988, Prost era el rey indiscutible de la Gran Carpa. El francés insistió en la adquisición del volante paulista, quien era de los jóvenes más talentosos del momento.

Su primer año como coequiperos fue bueno. Senna estaba convencido de su don, así que su estilo osado, en el que arriesgaba la vida sin dudarlo, acaparó las miradas. Entre los dos lograron 15 victorias en 16 competencias.

Fue en la segunda carrera de 1989, en San Marino, cuando se abrió la caja de Pandora. Con 1.5 segundos de ventaja en los ensayos Ayrton hizo una propuesta: quien llegara primero a la curva de la Tosa ganaba la carrera. Prost aceptó.

Senna se colocó primero y el francés le siguió. El grave accidente de Gerhard Berger interrumpió la prueba. En la segunda arrancada fue Prost quien se adelantó pero, al llegar ahora a la Tosa, Senna le sorprendió. Para el brasileño aquello no era ya una salida convencional por lo que, según su criterio, el acuerdo tampoco era aplicable. Ron Dennis, presidente de McLaren, obligó a Senna a pedir perdón.

La guerra pasó de las pistas a los medios de comunicación y ante la presión Prost emigró a Ferrari en 1990 y se retiró con Williams en 1993. Pero el verdadero final de la rivaldad llegó en 1994, cuando Ayrton, con Williams, perdió la vida en el GP de San Marino.