Veracruz .— Arriba el telón. Los Juegos Centroamericanos y del Caribe están en marcha. Arde ya el “Fuego Nuevo” en el estadio Luis ‘Pirata’ Fuente y marca así, el inicio de 16 días de competencias en el estado.
Espectacular ceremonia. Apertura digna del inicio del ciclo olímpico. Han pasado 24 años desde que México organizó una justa regional (1990) y los anfitriones se lucen con el espectáculo: “Viva Veracruz”.
La nota discordante fue la rechifla y el abucheo al secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al tomar la palabra.
Es María del Rosario Espinoza, dos veces medallista olímpica, la encargada de encender el pebetero. Recibe la insignia de la judoca Vanessa Zambotti. Momento histórico.
Unos 23 mil asistentes contemplan la ceremonia. Esperaron cinco años desde que les fue otorgada la sede y al fin llegó el momento de celebrar. Ante las cámaras, los jarochos demuestran su calidez, reconocida en el mundo.
El preludio de la celebración lo marca un ritual totonaca. Son el abuelo Guadalupe Simbrón y la niña Aranza Méndez los encargados de dar la bienvenida a los visitantes.
Y Yuri, jarocha de nacimiento, entona el himno nacional de manera perfecta para dar inicio a un espectáculo de color y tradición veracruzano con la “Danza de los Quetzales” y una representación del juego de pelota.
Desfilan enseguida las 31 delegaciones en orden alfabético. Cada una de ellas arranca los aplausos del público jarocho. Puertorriqueños, cubanos y venezolanos reciben las más sonoras ovaciones. Pero es la delegación mexicana la que se roba los gritos y los corazones. Alumbran fuegos artificiales la aparición de los anfitriones.
Erguidos, seleccionados de judo, beisbol, remo, taekwondo, hockey y balonmano portan sus uniformes de gala. Pantalón negro y guayabera el atuendo. La bandera nacional ondea en manos de la racquetbolista número uno del mundo: Paola Longoria.
“Lo imposible no existe”, cantan Silvia y Karmen. El tema oficial de la edición 22 de los Juegos marca otro de los momentos emotivos. Más luces y tecnología en el espectáculo: “Magia bajo el mar”.
Ritmos centroamericanos y del caribe ponen sabor a la celebración. Y, por supuesto, “La Bamba”, que cierra los coloridos ‘performances’ con un espectáculo de fuegos artificiales.
“Estos son los Juegos de la unidad, de la amistad y la esperanza. A nombre de México les damos la más cálida bienvenida. Que la grandeza de la tierra sea la grandeza de estos Juegos. Juntos hagamos los mejores Juegos de la historia”, dice el gobernador del estado Javier Duarte.
Héctor Cardona, titular de la Odecabe destaca la labor del comité organizador y pronostica una justa inolvidable para todos los competidores.
“Es un honor ser sede de los Juegos por cuarta vez, lo recibimos con la calidez que nos caracteriza”, dice el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
Es el tenista cordobés Santiago González el encargado de realizar el juramento deportivo.
Momento de paz. Los complicados momentos por los que atraviesa el país no pasan inadvertidos y la ceremonia dedica la parte final del espectáculo a un llamado por la no violencia. La palabra paz se reproduce en varios idiomas en la estructura central que simula una pirámide y todos los asistentes son alumbrados con miles de pequeñas lámparas.
Cierre con broche de oro. Enciende el ‘Pirata’ Fuente Ricky Martin con su “Vida”, “Living la vida loca”, “La Copa de la Vida” y “Pégate”. Éxtasis total en apenas 10 minutos. El protocolo se rompe y los atletas ingresan al centro del estadio para contemplar el show.