Madrid.— El Atlético de Madrid se clasificó para los cuartos de final de la Copa del Rey al empatar 2-2 en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid, con doblete de Fernando Torres.

El equipo blanco aplicó orgullo y rachas de excelente juego, pero el Atlético de Madrid, con Torres como protagonista, aprovechó extraordinariamente los errores defensivos del Real Madrid, que salió con la idea de remontar el 0-2 de la ida, pero al final claudicó ante sus propios regalos.

El Atlético de Madrid comenzó el encuentro en un sueño. Al primer minuto marcó para exigir a su contrario a realizar al menos cuatro goles, algo que ni los hinchas más optimistas del equipo rojiblanco imaginaban. Pepe erró en defensa, Griezmann progresó, Torres estuvo hábil en el desmarque y anotó. Fue el primer gol del delantero español en el Santiago Bernabéu en toda su carrera. Y repetiría después.

Podría pensarse en un Real Madrid en estado de shock, pero no es lo que ocurrió. El conjunto blanco reaccionó como un equipo verdaderamente grande y se fue por su rival, que retrocedió al rincón, en busca de un refugio que no encontró. Recibió manos por todas partes, por arriba, por abajo. Y si se sostuvo en pie fue porque el Real Madrid obtuvo una renta mínima en su descarnado acoso.

El conjunto de Carlo Ancelotti entendió muy bien cómo atacar al Atlético. Lo hizo con movimientos rápidos de balón, asegurando la posesión y atacando por los costados, con laterales e interiores, siempre en superioridad. Sólo le faltó remate, sólo le faltó un poco más de Cristiano Ronaldo.

El primer gol blanco llegó a los 20 minutos. Fue en un saque de esquina y de nuevo con Sergio Ramos como protagonista, como en la última final de la Liga de Campeones. El arquero Oblak salió muy mal y el central merengue marcó de cabeza.

El asedio se prolongó hasta el descanso ante un Atlético acobardado y un Oblak angustiado. Aparecieron remates de Isco, James Rodríguez, Benzema o Cristiano, pero no hubo gol. Y por ahí se le fueron al Real Madrid los sueños de la remontada. El conjunto de Ancelotti hizo todo menos marcar al menos otro gol más que alimentara su esperanza. Tres goles en 45 minutos ante el Atlético de Madrid, lo que le exigía la segunda mitad, es lo más cercano a una utopía que en deporte puede haber.

Y cualquier anhelo de los blancos quedó enterrado en el primer minuto de la segunda mitad. De nuevo, todo comenzó en un error individual de un jugador local, en este caso, Ramos, quien entregó un balón en la media para que el Atlético montara su contra fulminante. Y decidió Torres tras dejar tirado a Pepe y superar a Keylor Navas por abajo. Fue su gran noche.

Con la eliminatoria concluida, al equipo blanco sólo le quedó el peso del escudo para dignificar su adiós a la Copa del Rey. En un arranque de orgullo, Cristiano acudió a un centro de Bale y marcó con la cabeza. Pero a su equipo le quedaban tres goles para clasificarse. Imposible.

Con el Real Madrid rendido, el Atlético entendió bien lo que debía hacer, que no era otra cosa que dejar pasar los minutos sin que sucediera algo importante. En cualquier caso, el equipo blanco dejó la imagen de un club grande y siguió persiguiendo el triunfo como exige su historia. También el Atlético, con viento a favor, fue más reconocible en la segunda parte.

Al final, el atacante mexicano Raúl Jiménez ingresó por los Colchoneros al minuto 81, mientras que su compatriota Javier Hernández permaneció en la banca blanca.

Google News

TEMAS RELACIONADOS