Frisco, Estados Unidos.— Tendidas sobre el césped del estadio Toyota, las chicas tricolores derramaron lágrimas de sangre y frustración. Leonardo Cuéllar también las generó, pero el puesto que aún ostenta impidió que brotaran.
El eterno director técnico de la Selección Mexicana femenil sabe que su puesto se encuentra en verdadero riesgo. El papelón en el selectivo rumbo a los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016 lo ha colocado en el borde del abismo.
Sorpresiva derrota ante Costa Rica (1-2). Inesperada y dolorosa, porque el Tricolor ni siquiera alcanzó las semifinales, ronda en la que se entregarán dos boletos para la máxima justa deportiva en el orbe.
Es cierto, el representativo femenil sólo ha asistido a Atenas 2004, pero lo mínimo que se le exigía era llegar a la etapa decisiva y dirimir la clasificación —en teoría— con la poderosa Canadá.
Sobre todo tras la polémica que rodeó a la convocatoria. El experimentado entrenador echó mano de la veterana goleadora Maribel Domínguez, mas prescindió de la atacante Charlyn Corral (Levante) y la defensa Kenti Robles (Atlético de Madrid), cuyo bagaje en el futbol europeo pudo ayudar. Al final, los problemas internos ganaron.
Es por eso que la exigencia era mayor... Y las ticas lucían como un rival sencillo. A final de cuentas, el empate alcanzaba para avanzar. Ambos conjuntos llegaron con tres unidades, pero la diferencia de goles mexicana (+5) era mejor que la centrooamericana (+4).
Simple teoría, porque las futbolistas costarricenses impusieron condiciones desde el silbatazo inicial de la canadiense Carol Chenard.
Confundidas, las chicas tricolores fueron superadas por el entendimiento, ímpetu y arrojo de las adversarias, quienes constantemente generaron peligro en el marco defendido por Cecilia Santiago. El primer gol era cuestión de tiempo.
Se comprobó con una serie de rebotes que dejó el balón en la ariete Raquel Rodríguez. Pese a tener doble marca, se hizo el espacio y venció a la ‘Pollo’ con un potente disparo que pasó entre las piernas de la zaguera central Alina Garciamendez (10’). Empezaba el calvario.
Ese que tuvo como punto de quiebre la lesión de una líder dentro y fuera del campo. Nayeli Rangel fue la primera mexicana en regar el pasto con llanto al salir de cambio por una lesión en la rodilla derecha (28’). Karla Nieto le sustituyó. Ella también sería determinante.
A falta de recursos para detener a la atacante Shirley Cruz, cometió un penalti inobjetable. Al igual que el sábado frente a Estados Unidos, Santiago tenía la responsabilidad de dar vida al Tricolor, pero el cobro de Rodríguez fue impecable (57’).
Con dos goles de ventaja, ni funcionamiento adecuado, lo único que restaba era aferrarse al amor propio y uno de esos milagros que suele ofrecer el futbol.
‘Marigol’ pareció enseñar el camino con una obra de arte. Katlyn Johnson peinó el balón en el área tica y la estandarte del balompié femenil mexicano sacó de la chistera un acrobático remate. Chilena tan bella como valiosa (79’).
Simple espejismo. Durante los minutos finales, la Selección Mexicana sólo tuvo una llegada clara, mas Domínguez la echó a un costado. Entonces sí, las lágrimas se multiplicaron. Cuéllar pende de un hilo.