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Y pudo ser goleada

Y pudo ser goleada
15/05/2013 |23:49
Redacción Querétaro
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MONTERREY.— Dos goles con sabor agridulce para las Águilas del América. Dos goles como visitante que le dan ventaja en la semifinal ante el Monterrey. Dos goles que pudieron ser cuatro, cinco, seis...

Había que compensar de algún modo la ausencia del Piojo Miguel Herrera en el banquillo americanista. Al término del primer tiempo, con el 1-0 en contra, El Piojo se traslada al vestidor y transforma a su equipo. Su recurso es acorralar al Monterrey y el causante de la perfecta ejecución se llama Christian Benítez.

El Chucho, con otro doblete, se vuelve a echar a las Águilas al hombro para sacar un provechoso 2-2 del Tecnológico. El sábado, en el Azteca, el América avanza a la final hasta con un empate que no pase de tres goles.

Herrera está cerca. La tarea tendrá que ser similar en casa para acabar con la maldición del ya popular “semifinalísimo”.

Dominante, con idea, el América se hace del balón y de las aproximaciones. Incomoda al Monterrey, que carece sin talento para contrarrestar el futbol capitalino.

En 20 minutos de toque y futbol, las Águilas están próximas al gol. El pase filtrado encuentra al inquieto Chucho Benítez y en una explosión ofensiva encara al portero y lo vence, sólo que Hiram Mier asiste la retaguardia de Juan de Dios Ibarra y rechaza, en plan salvador, la aproximación del goleador ecuatoriano.

De nada sirve tener el balón si del otro lado está un artillero como El Chupete Suazo. En 29 minutos sin aproximación al área de Moisés Muñoz, Jesús Molina frena como puede a Humberto Suazo y éste ejecuta a la perfección el tiro libre que aterriza en las redes americanistas. El golazo levanta de sus asientos a los fanáticos, con la esperanza de ver una réplica del éxito de Rayados frente a Tigres en los cuartos de final pasados.

Pero no, había que poner candados, muchos candados para evitar la lluvia de goles, algo que a todas luces favorecería el vuelo de las Águilas. El primer ensayo en serio, es de Rubens Sambueza, quien también en un tiro libre, más lejano que el de Suazo, sacude el travesaño de Ibarra. Era cuestión de tiempo.

Faltaba alguien que direccionara al equipo visitante. Miguel Herrera descendió hasta el vestidor y el América volvió a ser el América.

En el minuto 51, Chucho Benítez recibe un balón del Negro Medina y sacude las redes, ante la salida del portero. El empate lastima al Monterrey, que no recibe respiro. En una nueva escapada, Paul Aguilar está cerca de otra anotación y al 70’, Benítez, sí, otra vez el endemoniado ecuatoriano, vuelve a retratar las redes. Esta vez tras un tiro de esquina, Sambueza localiza —con un trazo venenoso— las piernas del peligroso artillero, quien sin piedad elude al arquero y lo vence.

El 1-2 encamina al americanismo al triunfo, pero no todo está dicho. Así lo demuestra Aldo de Nigris, al 73’, quien con un zurdazo cruzado supera a Muñoz, gracias a su valioso aporte ofensivo, lo que mete de vuelta a los Rayados en la contienda.

En los últimos minutos se rompe la media cancha. El vaivén anima a los fanáticos y es el propio Chucho quien puede darle la puntilla al Monterrey, pero los postes y el pundonor de los Rayados nivelan la contienda.

El propio Muñoz, es, en la agonía, el héroe azulcrema. ¿Quién para a Benítez? La pregunta tendrá que hacérsela Vucetich a sus pupilos, porque todavía falta el duelo del sábado.