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Recuerdo de Nueva Zelanda con amargura

Recuerdo de Nueva Zelanda con amargura
16/11/2013 |01:53
Redacción Querétaro
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Miguel Herrera y sus 23 guerreros no conforman la primera Selección Mexicana que jugará en el verdadero fin del mundo. Hace más de tres décadas, el Tricolor exploró Oceanía… Y el resultado en Nueva Zelanda fue catastrófico.

Los All Whites necesitan ganar 4-0 para clasificar a su segunda Copa del Mundo en fila, marcador con el que justamente finalizó el único antecedente entre ambos representativos jugado en tierra “kiwi”, el 20 de agosto de 1980.

Ignacio Rodríguez defendió la portería de aquel conjunto que se preparaba de cara al premundial de Honduras 1981, ese en el que fracasó. El ex guardameta de los Tigres, el Atlante y el Zacatepec, entre otros y mundialista en México 1986, recuerda perfectamente aquella expedición y advierte que, pese a la desventaja de 1-5, los neozelandeses enseñarán una mejorada versión en el estadio Westpac de Wellington.

Argumenta su teoría en lo cansado que resultará el viaje para El Piojo y sus hombres, más allá de la escala en Sidney, Australia, donde durmieron anoche.

“Fue un factor [el desgaste del traslado]. No sé si el que determinó el partido y el resultado tan abultado, pero sí [influyó]. Nosotros nos veíamos ganadores”, comparte Rodríguez, entrevistado vía telefónica. “La gira fue planeada así: contra Nueva Zelanda, Australia, Islas Fiji, Tahití, y nos regresamos”.

“En ese partido, principalmente, pudo haber pesado esa parte”.

Porque en el estadio McKirley de Auckland comenzó una seguidilla de cinco duelos en menos de dos semanas. Insiste en que el largo viaje minará a la Selección Nacional en algún pasaje del duelo de vuelta, mas aplaude la decisión de iniciar la odisea sólo unas horas después de ganar la ida y planear un símil de escala técnica en Australia.

“En esta ocasión, por lo vital del juego, se tiene que arropar en ese sentido, todos esos detalles, los cuales —aunque son extra cancha— se pueden reflejar en el campo”, asegura. “Qué bueno que buscaron llegar sin ese problema, para que sólo resuelvan los de la cancha”.

Los que, repite, serán mayores a los presentados el miércoles en el Azteca.

Rodríguez no olvida que los Kiwis mostraron gran músculo en su casa aquella vez, juego que —paradójicamente— representó el debut oficial en el combinado absoluto de Ricki Herbert, actual estratega neozelandés.

Eso sí, aunque no menosprecia el apoyo a los All Whites, adelanta que los verdes no serán asfixiados por la grada, como suele suceder en Centroamérica.

“Al final, la poca gente que fue [a aquel cotejo] se entusiasmó por un resultado así y, en la efervescencia, parecería que es el deporte número uno, pero el crecimiento de cada disciplina va de la mano de la afición y ahora puede haber una que esté entusiasmada y vaya a apoyar, pero México tiene que preocuparse más por lo que va a pasar en la cancha, sobre todo porque qué más te puede mostrar un rival”, pregunta. “A lo mejor, aquí te vino a esperar un poquito más, pero en esencia tendría que enseñar lo mismo”.

Con lo que refuerza la teoría de que el principal adversario mexicano será ese cansancio generado por cruzar el Océano Pacífico de norte a sur y este a oeste, sin importar que Nueva Zelanda se motive por cerrar la eliminatoria en casa.

“En esos partidos en los que te juegas un boleto al Mundial, te muestras a plenitud, así es que no debes dejar de luchar ni un momento, subestimar, ni escatimar esfuerzos”, aconseja. “Eso, aunado al futbol que los muchachos tienen, da para pensar que se cuenta con armas para pasar”.

“Aquella vez, jugó como lateral Mario Trejo y el otro fue Ramón de la Torre. Los dos chaparrones, así es que fueron centros pasados y ellos, quienes eran tipos muy espigados, llegaron de atrás para ganarnos los remates. El equipo se vio un tanto desarticulado, cansado, pero fue por eso: no logramos reponernos de ese cambio [de horario]. Además ahí me pude dar cuenta de la desventaja que tienes en el juego aéreo cuando enfrentas a futbolistas corpulentos”.

Consejos otorgados por el hombre que custodió el marco nacional durante la primera expedición tricolor por Oceanía, esa en la que los Kiwis demostraron que son capaces de golear a la Selección Mexicana si ésta se descuida.