Con la moral por los cielos regresó parte del contingente de la Selección Nacional Mexicana que jugó dos partidos en Europa.

El grupo se dividió, los europeos regresaron a sus clubes, por lo que muy pocos jugadores pisaron suelo nacional. Eso sí, muy contentos por lo obtenido.

“La imagen que tenemos en el extranjero ha cambiado. El futbol mexicano es admirado y respetado, desde lo que dice la prensa hasta cómo nos encaran los otros equipos”, manifestó Javier Aquino, delantero de los Tigres.

El canterano de Cruz Azul añadió que es momento de no aflojar, “vienen los tiempos más complicados, donde hay que convencer al profe para ir al Mundial. Uno siempre quiere estar, quiere ir, pero al final, lo único que queda es trabajar, mostrarse y esperar”.

Poco a poco, los jugadores se retiraban a su lugar de origen, sus canchas de entrenamiento o a sus casas. José de Jesús Corona quería llegar al hogar, darle un beso a su esposa e hijos y de ahí dirigirse al campamento de Cruz Azul. “Estamos contentos por como se nos dieron las cosas; estos juegos van a servir para que todos saquemos buenas conclusiones. Ahora hay que cambiar el chip, pensar en nuestros equipos y volver con muchos ánimos a las convocatorias el año entrante.

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