Pese a lucir como la principal afectada, tras la decisión de retirar el candado —a los futbolistas naturalizados— de tener que jugar en México ininterrumpidamente durante cinco años para ya no contar como extranjeros, la estructura de los representativos nacionales evita la polémica y recuerda que los hombres con calidad siempre se abrirán paso, más allá de que las rendijas sean pocas.

Decio de María, presidente de la Liga MX, anunció hace unas semanas que, a partir del Apertura 2014, bastará tener pasaporte mexicano para no ocupar plaza de foráneo.

Héctor González Iñárritu, director de Selecciones, se apega a las formas y reitera que cualquier jugador será elegible para el Tricolor si agrada al entrenador en turno y ya es compatriota ante la ley.

“Por lo general, en el mundo, ninguna liga trabaja para la Selección; no se dedican a eso, sino a hacer un torneo deportivamente fuerte, también comercialmente, que atraiga aficionados, con rating, que los medios [de comunicación] tengan tirajes importantes y ventas”, asegura. “Nosotros, como el área de Selección, estamos supeditados a tener la calidad, y mientras sea mexicano el jugador, es bienvenido”.

“En la calidad no hay si es naturalizado o mexicano de nacimiento. La afectación [por este cambio] ya es cosa de la Liga, que ellos trabajen en su reglamentación, y nosotros tenemos que visorear a los jóvenes que cuentan con calidad para llegar a la Selección”.

Discurso aplicable hasta en el corto plazo. Miguel Herrera asegura que cualquier futbolista que pueda ayudarle será tomado en cuenta, sin importar que sea naturalizado o nacido en México.

“La Selección está abierta para todos los mexicanos elegibles, y me refiero a la gente que tiene un pasaporte de este país”, apunta.

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