GUADALAJARA.— Gallos Blancos sigue sin poder levantar como visitante y sumó la tarde del domingo su tercer descalabro al hilo en dicha condición, al sucumbir 2-1 ante Chivas en el Omnilife, en duelo correspondiente a la jornada siete del Clausura 2014.
Omar Bravo fue el verdugo de los albos con dos tantos, al 60’ y al 81’; Mario Osuna había realizado el empate parcial al 78’.
Querétaro, con 10 unidades, descendió dos lugares en la tabla, aunque es octavo y se mantiene, con las uñas, en zona de Liguilla; Guadalajara subió del noveno al cuarto, al llegar a 12 puntos.
En el primer tiempo la visita hizo ver frágil al Rebaño, pues el esquema de Ignacio Ambriz le hizo tener mayor control de balón en media cancha, debido a que los rojiblancos arrancaron con cuatro delanteros nominales: Aldo de Nigris, Rafael Márquez, Carlos Fierro y Omar Bravo.
A pesar de ello, las aproximaciones queretanas no fueron muchas y el mayor peligro lo generaron con tres disparos de media distancia, de Diego de la Torre, William da Silva y Diego Guastavino, pero todos fueron desviados.
En la segunda mitad, Gallos tuvo la oportunidad de abrir el marcador al 51’, cuando Christian Bermúdez apareció cerca del área chica y e intentó poner la pelota pegada al poste, pero ésta paso por fuera, a centímetros del mismo.
Al 60’ llegó otra gran oportunidad, cuando Ricardo Jesús da Silva condujo dentro del área, y aunque la pelota se le escapó por línea de fondo, los árbitros dejaron seguir la jugada y el centro del brasileño se paseó por el área chica, pero fue recuperado por Guadalajara, que comenzó un contragolpe.
Así, cruzando la media cancha, Fierro envió un pase al área, a la zona de Bravo, quien aprovechando que Miguel Martínez perdió la marca y Osuna quedó a su espalda, mientras que Édgar Hernández se quedó a media salida, definió por encima de éste para el 1-0.
Osuna se sacó la espina al 78’, cuando en vez de desbordar por banda derecha, recortó al centro y sacó un zurdazo que se anidó en el ángulo superior derecho de José Antonio Rodríguez.
Aún no terminaba el festejo del empate, cuando en jugada a balón parado, Bravo apareció sin marca por el lado derecho y aunque su remate no tuvo una gran potencia ni colocación, terminó pasando por entre las piernas de Hernández para decretar el 2-1 final.