Nueva Jersey.— Fue un vuelo largo de una hora, donde las risas de siempre cambiaron por largos ratos de silencio. Las cosas no van bien. Por más buena cara que ponga Miguel Herrera, con toda la educación que muestra Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales, hay que cerrar filas y todo comienza al interior del equipo.
Se habló duro en el vestidor, con la idea de reconocer errores y ser autocríticos, porque si la Copa de Oro 2015 no llega a las vitrinas de la FMF, los problemas crecerán en torno del técnico de la Selección Mexicana.
El capitán Andrés Guardado alzó la voz y llamó al equipo a descubrir en los adentros, qué es lo que sucede.
“Cada uno debe de analizar lo que hizo y no hizo”, dijo el zurdo. “Tenemos que levantarnos rápidamente, porque esto sigue. Ya se habló de eso en el vestidor, entre todos”, admitió.
“Hay que reconocer que cometimos muchos errores, cada uno debe de reconocerlo, pero al final, hay que levantar la cabeza, porque tenemos un objetivo en común, ganar la Copa”.
Miguel Layún no necesitó más tiempo para reconocer lo que no hizo ante Trinidad y Tobago. El lateral sabe que no ha realizado un buen certamen, que tanto a la ofensiva como a la defensiva, ha dejado mucho que desear. “Estoy molesto conmigo mismo, no tengo que hablar de nadie más, sino de mí”.
No es posible, analizó el veracruzano, “que llegue tantas veces [al ataque] sin marca y no se saque provecho a eso. No es posible que tenga tanto desgaste y no se pueda ver reflejado. En verdad que estoy muy enojado”.
El veracruzano respira profundo, mira al cielo y luego al suelo, ha llegado el momento de reflexionar, “habíamos tenido una buena actuación en lo general, pero ahora, algunas distracciones nos terminan costando demasiado y le dimos la oportunidad a Trinidad de ponerse al frente y después empatarnos. Son cosas que no nos pueden suceder, que debemos analizar; que se deben reflexionar”, detalló el futbolista mexicano, apenado.
El vuelo procedente de Charlotte y que aterrizó en Newark, uno de los tantos aeropuertos que hay en Nueva York, llegó a su fin. Cada uno de los seleccionados nacionales sale con nuevos ánimos y bríos, las casi dos horas de vuelo y toda la noche anterior sirvieron para reflexionar, para entender de una vez por todas, que jugando así, actuando así, pensando así, poco se podrá lograr en la competencia de naciones de la Concacaf.