Toluca.— Fue el retorno del Guadalajara al sufrimiento, a los abismos de la tabla de posiciones, al calvario de ocupar el penúltimo lugar del porcentaje. El infierno rojo abrió sus puertas para recibir al Rebaño Sagrado y devolverlo al tormento de las derrotas.
El espejismo de Chivas desapareció. El empate valiente de visita ante Tigres y la victoria contra Monarcas, sólo sirvieron para crear ilusiones en su fanaticada, que creyó ver a su equipo volver a la vida.
Ayer, el Toluca, con nueve hombres por las expulsiones de Christian Cueva y Edy Brambila, le dio un nuevo golpe al popular equipo tapatío por un 3-1.
Ni siquiera el gol 124 de Omar Bravo (56’) con la escuadra tapatía sirvió para evitar el descalabro. Engrandecer su leyenda resultó estéril.
La nueva caída, la tercera en cinco fechas del Apertura 2015, deja ver al escudo del chiverío percudido, oxidado.
Las 11 estrellas en el pecho cada vez lucen con más polvo. La historia de gloria luce lejana, cuando la realidad es que los cuatro puntos tienen a los rojiblancos, ayer vestidos de azul, en el sitio 17 del torneo.
El Nemesio Díez es una aduana inexpugnable para el Guadalajara. Cinco derrotas consecutivas en el feudo choricero (seis sin ganar).
Toluca aprovecha la fragilidad defensiva de su rival para romper la racha de dos derrotas en fila y llegar a nueve puntos, en zona de Liguilla. El cuadro endemoniado logra la resurrección y se reconcilia con su gente.
Los Diablos Rojos tardaron media hora en apresar al chiverío. Un centro preciso de Óscar Rojas fue rematado de cabeza por Fernando Uribe.
El atacante escarlata puso el balón picado, doloroso ante la estirada de Antonio Rodríguez, quien había sacado dos goles hechos.
Cuando el primer tiempo agonizaba, un recargón de Hedgardo Marín sobre Enrique Triverio fue decretado como penalti. Reclamos y desesperación en la tribuna rojiblanca. El silbante César Ramos encendió la polémica, porque en el inicio del duelo dejó de marcar uno similar en el área mexiquense.
El propio Triverio lo convirtió en el 2-0 parcial. Resultado que en ese momento desató la ira en el Rebaño Sagrado, contra las cuerdas.
Omar Bravo y Miguel Ponce terminaron en una discusión, al señalarse el intermedio. Molestos se enfrentaron verbalmente y sus compañeros fueron a separarlos para que el incidente no pasara a mayores. Ambos jugadores fueron víctimas de la frustración de no poder seguir por el sendero correcto, que la historia del equipo que defienden reclama.
En el complemento, Guadalajara encontró la anotación que le dio esperanzas de resurgir. Su máximo goleador histórico marcó a través de un disparo que no pudo atajar Alfredo Talavera. Nerviosismo en los Diablos, que apostaron al contragolpe. Ímpetu y espíritu por empatar en los tapatíos.
José Manuel de la Torre puso de su parte. Hizo su labor. Metió a Marco Fabián y a Isaac Brizuela para tratar de llevarse un punto de su visita al Estado de México. Esfuerzo inútil. Al 74’, Uribe hace su doblete para ampliar la ventaja endiablada y hacerla incontestable.
El Guadalajara volvió a perder. En el Infierno rojo selló su regreso al camino de las derrotas, ése que le tiene metido en el inframundo de la tabla de posiciones y peleando por no descender.