Aquellos minutos de incontrolable ira podrían costarle a Jorge Vergara mucho más que el simple recuerdo de un mal rato.

Decio de María, presidente de la Liga MX, prefiere no externar un punto de vista sobre el altercado protagonizado por el dueño del Guadalajara y un aficionado rojiblanco, tras el juego de ida entre las Chivas y el Toluca, aunque es irrefutable que el empresario violó el Código de Ética que rige al balompié nacional a partir del actual torneo.

El principal objetivo de este marco de referencia es el respeto entre todos los involucrados en el balompié.

“No tengo algo que comentar. Dame chance”, atina a expresar De María, consultado por EL UNIVERSAL vía telefónica. “No comas ansias”.

La postura de la Liga se daría a conocer pasado mañana.

Vergara no soportó que algunos seguidores del Rebaño Sagrado lo insultaran, después del revés ante los Diablos Rojos (1-2), y saltó tres palcos para encararse con el que gritaba más consignas. Algunos meseros, además de Marcelo Michel Leaño, coordinador deportivo y administrativo del club jalisciense, contuvieron al polémico dueño, quien prefiere no opinar sobre el desencuentro.

“No necesito defenderme, muchas gracias”, atina a contestar Vergara, en declaraciones a la página de internet mediotiempo.com.

Pese a que el Artículo Dos del Código de Ética no estipula si los propietarios de equipos son sujetos a éste, en el Tercero se aclara que “toda persona que ostente un cargo o realice una actividad directa o indirectamente relacionada con la FMF y el futbol federado, se adhiere a los principios y obligaciones contenidas en el presente Código de Ética, por lo que no podrá alegar desconocimiento o inexistencia de interés jurídico en su defensa”, por lo que el empresario sí califica.

Advertencia, amonestación, suspensión temporal, exclusión, multa o servicio comunitario son, según el Artículo 32, las posibles sanciones para quienes no cumplan con el Código de Ética.

El Piojo lo comprende

Miguel Herrera se esfuerza en no opinar sobre el altercado de Vergara, aunque reconoce lo complicado que puede ser contenerse cuando se recibe un sinfín de improperios.

“Sí, es difícil”, admite el director técnico del América. “La gente también tiene que entender que somos seres humanos, pero desafortunadamente somos gente pública y debemos tener un poquito más de tolerancia”.

“Cuando vas en la calle, en el camión o en las canchas, y te insultan, es parte de saber que están en contra de tu equipo o tus decisiones”.

Tal como sucedió a Vergara, tras la nueva desilusión rojiblanca.

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