CANCÚN.— Fue una última jugada que le borró la sonrisa a los Gallos Blancos, porque puede suponer su descenso. Joe Bizera, en la agonía, cuando el Querétaro se aferraba a la vida con los tres puntos y el duelo directo por la permanencia con el Atlas la semana entrante, le dio una puñalada con un gol a las esperanzas emplumadas.

Con la victoria sabatina de los Zorros, la escuadra negro y azul amaneció con una deventaja en la tabla porcentual de nueve largos puntos. El empate ante los Potros (1-1), pese a que va a la sumatoria de unidades, de poco sirve, porque los tapatíos viven un momento de gracia.

Un duro golpe para los de Ignacio Ambriz. Los segundos finales del encuentro contra el Atlante fueron fatídicos, casi como una condena hacia la Liga de Ascenso. Cuando todo parecía escrito y los queretanos recortaban dramáticamente la distancia con los Rojinegros, aparecieron los Potros para amargarlos.

Rostros queretanos demolidos por la tristeza. Miradas perdidas, inundadas de lágrimas, porque se fue al traste su esfuerzo de irse en ventaja y mantenerla casi hasta el silbatazo final. Pero ese ‘casi’, tuvo consecuencias fatales.

Un trazo largo derivado de una falta, justo cuando el reloj estaba por expirar encontró la pierna del uruguayo Bizera, quien envió el balón a las redes de los Gallos. El desconcierto visitante en el paraíso de Cancún se mostró inexpugnable e irreprochable.

Luis Ángel Landín había alimentado las ilusiones de los Gallos de llegar al duelo frente al Atlas con sólo siete puntos de distancia y con la oportunidad de recortar en el partido de la semana entrante, a cuatro.

En una jugada de rebotes y que incluso se pudo considerar como una mano, el delantero mexicano bombeó hacia la portería de los azulgrana.

Ese gol se gritó en Quintana Roo como cerca del estadio Corregidora. El tanto de Landín suponía dar un gran paso en la eterna búsqueda de los emplumados por evadir el sótano de la tabla porcentual.

La zaga queretana se aferró como pudo a ese gol. Por momentos, los de Ambriz se replegaron en demasía y prefirieron retroceder, renunciar a las opciones de ampliar el marcador durante el resto del encuentro.

Casi lo logra. Después del minuto 67, cuando llegó la ventaja foránea, los azulgrana no tuvieron demasiadas opciones claras para empatar.

No se veía un panorama claro para los Potros de Hierro. Lucían desesperados, sin energía y hasta resignados en cargar con una derrota.

Pero el tiempo es cruel, porque mientras existe, da el permiso para que el rival quiebre las esperanzas de un cuadro que se agarra con lo que puede a la Primera División.

Así sucedió. Joe Bizera, en un acto digno de cualquier verdugo, igualó el partido al minuto 93. Todo se vino abajo para el Querétaro.

Sólo le queda derrotar al Atlas y, a partir de ahí, ser infalible en lo que resta del torneo. La semana que viene es clave... o los Gallos derrotan al Atlas, en su feudo, o estarán escribiendo una página que terminará virtualmente con su historia en el máximo circuito.

Google News

TEMAS RELACIONADOS