MIAMI (DPA).— Cuando el tenis amenazaba con dar paso a un largamente pronosticado cambio de ciclo, un renovado Roger Federer irrumpió en el centro de la escena para dar forma a algo que bien podría sonar a restauración del ‘viejo orden’.
Con el escocés Andy Murray lejos de su mejor juego tras ser operado de la espalda y el argentino Juan Martín del Potro penando por recurrentes dolores en la muñeca izquierda, sólo el título en Australia del suizo Stanislas Wawrinka es testimonio de que algo se mueve en las alturas del tenis.
Pero hasta que se mueva en serio, Federer disfruta y sueña con extender su carrera más allá de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
“Espero estar ahí, pero no tengo la sensación de que vaya a cerrar mi carrera tras los Juegos Olímpicos”, dijo el suizo en una entrevista publicada por el periódico SonntagsZeitung.
Aunque perdió la final de Indian Wells ante Novak Djokovic, a Federer se lo ve suelto y feliz, como hacía tiempo no sucedía. Habló y sonrió como si hubiera ganado.
“Es un súper comienzo de temporada, estoy sorprendido de que todo haya ido tan rápido”, admitió el suizo de 32 años.
El título en Dubai, finales de Brisbane e Indian Wells y la semifinal de Australia le permitieron a Federer recuperar un lugar entre los cinco mejores del mundo tras haber caído a un inusual octavo, y el cuarto puesto del español David Ferrer está a sólo 105 puntos.
Más allá de los resultados, el tenis del suizo tiene poco que envidiar al de sus mejores años en el circuito. La diferencia pasa por la consistencia: siete años atrás era capaz de enhebrar varios sets a alto nivel. Ahora no, tiene más altibajos. Allí estuvo la clave de su derrota ante Djokovic.
Más allá de esas oscilaciones, lo que Federer ha mostrado asombra. Su servicio poderoso, su derecha recuperada, punzante e implacable, su renovado revés, ambición en la red y movilidad. Para eso hay tres explicaciones: una espalda que no le duele, un Stefan Edberg que le inyectó nueva motivación e ideas y una raqueta nueva, más grande, que permite darle más velocidad a sus tiros.
“Creo que estoy jugando un muy buen tenis y eso hace que sea un poco más fácil perder”, dijo. “Hace unos pocos meses había gente que decía que ya no podía jugar al tenis”.
Federer ha dejado claro que todavía puede... y muy bien.