Levantó la mirada al cielo y agradeció el poder continuar con la celebración que dio inicio desde que se naturalizó mexicano, lo que le permitió debutar a media semana con el Tricolor.
Christian Giménez, de tiro libre, no hizo ayer su primer gol en el futbol mexicano oficialmente como paisano, pero sí tras haber jugado ya su primer partido con la playera de la Selección Mexicana, lo que le dio un sabor diferente.
Por ello fue lo único destacado de un Cruz Azul que no puede irse tranquilo a pesar de haber ganado. Es cierto que lo importante es triunfar, pero el cómo, en los equipos “grandes”, importa y el de ayer en el estadio Azul fue un accionar muy pobre para la prosapia cementera.
Sólo un gol fue suficiente para vencer el Atlante, demasiado poco por la oposición que pusieron unos Potros que son mucho corazón, pero tienen poco potencial para tratar de pintarle la cara a cualquier equipo.
Cruz Azul tuvo un destello suficiente para irse arriba gracias a Giménez, en un tiro libre desviado por Galmarini, pero nada más. Los de siempre cumplieron: Torrado, Chaco, Joao, y los de siempre quedaron a deber: Barrera, Pavone y los Castro.
Atlante quiso pararse de tú a tú en la que era su casa, pero poco le duró el gusto. Cruz Azul a su ritmo comenzó a llegar, a dominar.
Hasta que llegó El Chaco, quien venció a Yosgart, que, quien lo diría, fue aplaudido por la porra celeste.
Después del gol La Máquina sobrellevó las cosas. Mucha posesión, poca contundencia. Gutiérrez tuvo tres intervenciones dignas de aplaudir. Pavone está con la pólvora mojada, y Barrera quiere, pero no puede.
El único momento en el que Cruz Azul se puso nervioso fue cuando Jaír Pereira se fue expulsado por doble amarilla (75’). Vinieron 15 minutos en los que los añejos y nuevos fantasmas de los Cementeros se presentaron: Los errores de último minuto, las distracciones que cuestan unidades.
Pero ni eso lo pudo aprovechar el inoperante Atlante.
Y es que los azulgrana están sin arsenal. Erviti ya no es el de sus años en Monterrey; Romero se la pasó pidiendo la cabeza del Chaco por un codazo que el naturalizado le dio al inicio del juego. Acción polémica, porque Christian al final fue quien puso la diferencia en el juego.
El otro refuerzo, Miralles, mostró buenas cosas, pero el gas le duró pocos minutos y mostró su gusto por los clavados en zona ofensiva.
Quien debió salir con una recompensa mayor fue Joao Rojas. El ecuatoriano es un avión, se mueve por toda la banda, siempre con dirección a la portería, mas su último pase no fue aprovechado y cuando estuvo a punto de anotar, Sergio Cherokee Pérez salvó en la línea.
Así Cruz Azul logró otras tres unidades, que lo llevan a sumar diez en lo que va del torneo, pero sin duda és Giménez quien mantiene su motivación a tope, desde que se enraizó a nuestro país.
Lo preocupante para La Máquinafue no haber podido mostrar como conjunto un mejor accionar ante uno de los cuadros más limitados en el actual certamen.
El Atlante va que vuela al descenso. Wilson Graniolati poco puede hacer con lo que tiene. Los casi cinco mil azulgranas que con nostalgia acudieron a verlos, se fueron agradecidos con el esfuerzo… pero con esfuerzo, nada más, no se ganan los juegos.
Los Potros siguen con un punto y la cabeza de su técnico peligra.