El director de la NFL en México, Arturo Olivé, asegura que el futbol americano llegó al país para quedarse.

“Todo está listo para el juego entre los Raiders de Oakland y los Texans de Houston de este lunes”, expresa el ejecutivo, quien tendrá como nuevo reto no dejar que se marche la Liga.

Fueron 11 años de espera para que franquicias regresaran a pisar suelo mexicano, y ocho para Olivé desde que llegó a las oficinas de la NFL en Nueva York.

En 2008, lo primero que hizo fue pedir un encuentro para la afición de México. “Levanté la mano para decir: ‘Señores, necesitamos juegos en mi país por la cantidad importante que se tiene de seguidores’”.

El administrativo confesó que en ese entonces se sorprendió, pues todas las miradas estaban enfocadas en Londres y nadie mencionaba a México como opción. “Aunque suene trillado, como México no hay dos. Sobra decirlo, no hay un pueblo que reciba tan bien a los extranjeros como el nuestro. Tenemos una gran ventaja con la fanaticada y el conocimiento de este deporte. En Inglaterra utilizan los juegos para crecer la base de afición, mientras que aquí los usaremos para crear más de la que ya existe”.

El director narra en entrevista con EL UNIVERSAL que para organizar el evento se utilizó la paciencia y mucho trabajo. “Me hicieron ver que necesitábamos preparar el terreno ideal y las condiciones perfectas para un partido de esta índole. Había que apuntalar algunas zonas y trabajar plataformas sólidas. Eso hicimos”, continúa Olivé.

“Existen cuatro áreas de este negocio para organizar un juego: marketing, patrocinios, licencias y responsabilidad social. Fuimos paso a paso para tener el nivel de preparación que se requiere. Cuando nos decían ‘No’ lo tomábamos como ánimo para mejorar y crecer. Yo sabía que tenía que estar listo en la parada del camión porque, en cualquier momento, llegaría”.

“El ‘Sí’ era cuestión de tiempo”.

La NFL México trabajó con el Gobierno Federal para facilitar la llegada de un encuentro. El Consejo de Promoción Turística del país invirtió 14.5 millones de dólares.

Enrique de la Madrid, titular de la Secretaría de Turismo, ha expresado que se espera una derrama económica de por lo menos 79 mdd.

En las oficinas de la Liga, ubicadas en Santa Fe, el administrativo cuenta que no existieron complicaciones graves que, en algún momento, pudieron perjudicar la decisión de los altos mandos de la NFL, pero asegura que lo más importante para el 21 de noviembre es la felicidad de ambos equipos. “Tenemos que dar una gran experiencia; dejar muy contento y satisfecho a todo el mundo con lo vivido”.

En la logística del evento, Arturo Olivé comenta que los jugadores llegarán a la Ciudad de México un día antes del encuentro. “Siguieron las recomendaciones de sus especialistas por el asunto de la altura (2 mil 250 metros sobre el nivel del mar) sugieren llegar lo más pronto posible”. Se atreve a decir que los profesionales estarán listos para dar su mejor rendimiento.

Los organizadores esperan a 10 mil personas provenientes de Estados Unidos, contando al staff, ejecutivos y jugadores de ambos conjuntos, más aficionados que solicitaron sus boletos para asistir al Estadio Azteca. Y como visitante estrella estará Roger Goodell, comisionado de la NFL.

De ser un gran espectáculo, tanto para locales como para extranjeros, el futuro de los juegos en México se convertirá en costumbre. “Varios equipos verán el partido de cerca. Para el próximo año, no hay nada oficial, eso se platicará pasando el lunes. Pero sí hay cuatro franquicias muy interesadas y otras cinco que también levantan la mano”.

La espera acabó. La paciencia de ocho años que tuvo Arturo Olivé permitió que la Ciudad de México viva una nueva celebración de la NFL. “Que sea un gran enfrentamineto de muchos puntos y más emociones. Las franquicias vienen bien y aspiran a los playoffs, eso nos ayuda en gran parte. El partido debe definirse en el último cuarto, las condiciones están dadas”, concluye entusiasmado el administrativo.

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