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Nació en Argentina, se crió en México, pero su corazón es uruguayo; ese es Gustavo Cristian Matosas Paidón, el técnico del América, quien a partir de hoy se sentará en una de las sillas más calientes y polémicas de todo el futbol mexicano.

De carácter iracundo, que oculta con frases llenas de sabiduría, heredadas de su padre, el profesor Roberto, Gustavo es el personaje de moda en el futbol de México, un país que lo ha desarrollado en todos los sentidos.

Hace 47 años, en Buenos Aires, Matosas vio la luz. Su papá jugaba para el River Plate en esa epóca, pero a la hora de definir nacionalidad, “prefirió la uruguaya para jugar en la selección”, recuerda su progenitor.

Gustavo era el menor de dos hermanos, el mayor, Andrés, “era mejor en la cancha, pero Gus era el de carácter. En la escuela defendía a su hermano mayor y en la cancha, todo lo que le faltaba de técnico, lo suplía con entrega, mucha entrega”, recuerda el profe.

Ambos hermanos se la pasaban jugando en la calle, “así lo hicieron en Argentina, también en México. Se formaron jugando con los amigos en el barrio”, agrega don Roberto.

En la secundaria, Gustavo y su hermano compartieron cancha en Toluca, con Enrique Peña Nieto, ahora presidente de México.

—¿Cómo jugaba el Presidente?, se le preguntó a Matosas en una ocasión que visitó Los Pinos, tras ganar el título con León... “Era un ‘crack’, era un Messi”, respondió entre risas.

Después de retirarse como jugador, Gustavo abrazó la carrera de su padre, la dirección técnica, comenzando con equipos pequeños de Uruguay.

“Tiene influencias de Brasil, de Telé Santana, un genio, lo tuvo cuando jugó en Sao Paolo. Le gusta mucho la disciplina, el orden, pero también la entrega. Trabaja mucho en la cancha, es como uno más”, menciona.

Gustavo tiene la costumbre de participar en todos los interescuadras de su equipo, y de meter la pierna fuerte como cuando jugaba.

“Eso sí, cuando terminamos somos personas normales, somos amigos, somos una familia”, ha dicho el técnico durante su estadía con el León. “Cuando llegamos nos hacemos nuestra torta de aguacate con jamón. Yo puedo estar en la banqueta comiendo con mis jugadores. Soy gente de pueblo, lo demás son payasadas”.

En su última época con León, se dijo que tuvo diferencias con el plantel, la única conocida fue con Nery Castillo. “Gustavo, junto con su hermano, vivió en mi casa, mi papá le ayudó mucho y fue un malagradecido, porque no me dijo ni un: ‘Lo siento por lo que pasó con tu papá’, cuando falleció y en el equipo me trató mal”, dijo el delantero.

Gustavo Matosas ha dicho que su fórmula no tiene ciencia: “Es sólo una forma de liderar. A los jugadores siempre los miro de frente, jueguen o no. El líder es quien compagina el esfuerzo de todos y al final, no hay nada más importante que el equipo”.

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