WELLINGTON.— Tierra de bellas estampas naturales, escenario ideal para albergar las más fantásticas historias de ciencia ficción. Primera nación que es bañada por esos rayos solares que marcan el inicio de una nueva historia… La que el Tricolor desea escribir a partir de esta medianoche (tiempo de México).

La lejanía que separa a Nueva Zelanda de casi todos los países provoca que sea considerada el fin del mundo. La realidad es que es el inicio. Sus habitantes son los primeros en comprobar, cada día, que sí existe un mañana, aunque hoy no lo habrá para la Selección Mexicana. El objetivo es preservar o aumentar la ventaja de cuatro goles para evitar el fracaso y adjudicarse la penúltima entrada a la Copa del Mundo.

Miguel Herrera sabe lo que está en juego. No se trata de un partido más. La victoria en el Estadio Azteca (5-1) dejó en coma a los Kiwis, pero el entrenador nacional viajó más de 11 mil kilómetros para desconectarlos del respirador artificial que les mantiene con vida.

“El partido más importante es el que viene, pero éste es trascendental”, reconoce El Piojo, en exclusiva con EL UNIVERSAL. “Hace que un país, una Federación, un equipo, vaya al Mundial, y obviamente queremos lograr eso. Venimos a finiquitarlo acá también con el triunfo”.

Mentalidad permeada a todo el grupo. Muchos de los que jugarán en el estadio Westpac no protagonizaron el doloroso andar en el hexagonal, mas sí padecieron a la distancia. Están hartos de vivir con el corazón exprimido, por lo que no darán la mínima esperanza de reacción a Nueva Zelanda. “Si nos confiamos o relajamos, puede ser que cosas desagradables ocurran, pero veo al equipo muy metido en lo que quiere, concentrado, así es que vamos a ir a buscar goles desde el principio para ganar y llevarnos el boleto”, sentencia Oribe Peralta, respaldado por el volante Luis Montes: “No vamos a salir a cuidar el marcador ni mucho menos. Somos un equipo ganador, así lo pensamos todos, tanto Miguel como los jugadores”.

Aún lastima haber llegado a la reclasificación. No queda de otra más que apretar la mandíbula y demostrar que merecen asistir a Brasil 2014, sin importar las vicisitudes sufridas durante un año para el olvido.

“Es uno de los partidos más importantes de mi vida, nos jugamos un Mundial”, admite el capitán Rafael Márquez, quien busca su cuarto viaje al máximo evento futbolístico del planeta. “Faltan 90 ó 95 minutos y el equipo tiene que jugar aún mejor”, advierte Antonio Naelson Sinha. “Queremos clasificar, viajamos hasta acá para hacerlo”.

Por lo que no se confiarán, pese a tener una ventaja bastante considerable. El plan es imponerse en la batalla de los sentimientos y tener precisión de billarista.

Están seguros de que los Kiwis intentarán acercarse en el marcador lo antes posible. Dejarán espacios que buscarán aprovechar para noquearlos.

“Puede parecer mucha [la ventaja], pero tenemos que salir a ganar y reafirmar lo bien que hemos hecho las cosas”, advierte Miguel Layún, apoyado por el volante Carlos Gullit Peña: “Nada de exceso de confianza. Estamos 0-0 y buscaremos la victoria”.

No hay de otra cuando el abismo continúa cerca. Hace poco más de tres décadas, la Selección jugó en Nueva Zelanda y perdió 0-4, marcador que daría el ticket a los All Whites, ya que los goles anotados como visitante son el primer criterio de desempate. Si triunfan 5-1 habrá tiempos extra y posible tanda de penaltis.

Es por eso que El Chapo Montes sentencia que saldrán “a jugarnos la vida, como lo hemos hecho… Tratar de ganar aquí”.

Y demostrar que, incluso tras la hora cero, existe un mañana… Ese que siempre se ve primero en Nueva Zelanda.

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