La nueva camiseta de la Selección Mexicana ha tenido un lento arranque en cuanto a la aceptación y venta con el público, según un sondeo realizado por EL UNIVERSAL en varios de los establecimientos que la ofrecen desde el viernes, día en el que salió a la venta.

El tono —que causó confusión sobre si es rojo o anaranjado—, la combinación con short negro y calcetas del mismo color que la playera, además del precio, han impedido que tenga penetración inmediata entre la afición.

“No me gustó. Debería tener más identidad, con aspectos mexicanizados (sic)”, considera José Luis Hernández, quien la observa en una tienda de Grupo Martí. “Se me hace muy genérica, la puede usar cualquier tipo de selección. Se me hizo bastante sencilla. El costo que tiene es muy alto para eso. Creo que les faltó un poco de ideas”.

Como es habitual en los uniformes de combinados o clubes, Adidas —firma que viste al Tricolor— sacó a la venta una réplica, con valor de mil 99 pesos (si es de manga corta), y la profesional, idéntica a la que portarán los dirigidos por Miguel Herrera, cuesta mil 699.

“Algo le falta… Y es lo mismo que a la Selección: un poco más de ánimo. A pesar de que está roja, sobresaliente, no está padre”, asegura Luis Leyva, aficionado que la conoce en un local de la marca oficial: “Está fea… Y a ese precio, muy cara”, añade.

Integrantes de la propia firma reconocen que el modelo no fue bien recibido, aunque respaldan el discurso de que muchas personas la han comprado durante su primera semana en el mercado.

“Sí, está un poquito polarizado en las redes sociales”, admite Teodoro Husemann, director de mercadotecnia de Adidas México, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL. “También entiendo que es un jersey juvenil, que tiene mucha mayor aceptación entre los jóvenes, pero las ventas que hemos visto han sido muy buenas y todo el que lo ve en vivo dice que está increíble. Cambia mucho la percepción de verlo en imágenes en internet a en vivo”.

Fenómeno no observado durante el sondeo realizado. Ya sea en comercios que sólo ofrecen accesorios deportivos o tiendas departamentales, la mayoría de los estantes designados para exhibir la camiseta lucen llenos.

“No me gustó, porque siento que no es como la bandera. Debería ser verde, blanco y rojo, sería más atractiva”, opina Guillermo Ramírez, quien confiesa que “ni vi el precio. No me la compraría. No me llama mucho la atención”.

Vendedores de comercios ajenos a la marca de las tres franjas, que prefieren el anonimato “por políticas de la empresa”, confían en que las ventas suban conforme se acerque el inicio de la XX Copa del Mundo, aunque revelan que algunas personas les han dicho que no les gusta, porque “parece de Charlie Brown”, aquel personaje de tiras cómicas creado en la década de los 50.

“Los estudios que habíamos hecho nos indicaban que iba a ser un jersey muy vendido, pero también sabemos que a la gente le cuesta un poco el cambio”, concede Husemann. “Cuando sacamos la [camiseta] negra, decían que cómo ese color, que si estábamos de luto, pero después a la gente le encantó”.

“Eso es lo que pasa: cuando hay un cambio, [para] la gente es un poquito difícil, pero ya después entienden que es un uniforme para lucir en la cancha y por los consumidores”.

Historia que anhela repetir, debido a que la Federación Mexicana de Futbol “es una de las cuatro o cinco que más venden [playeras]”.

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