De pie, con los labios a reventar por los continuos gritos que su pasión le hace explotar, es como Lisandro Tagliero vive su amor por el beisbol y su afición por los Saraperos de Saltillo. La estampa que su figura y gestos proyectan, parece más a la que se puede ver en una popular de futbol. Lleva la bandera de su país y en sus cantos la idiosincrasia del balón.
Esta no es una historia común de un seguidor del Sarape, esta es una historia que sobrepasa ocho mil kilómetros de distancia y los comentarios de familiares y amigos que ven raro su manera de amar un deporte que en Argentina, decir que es desconocido, es más que un halago.
A Lisandro el uso horario no es una barrera para de martes a domingo estar al pendiente de los juegos de la novena de Saltillo. Si hay que dormir pasadas las tres de la madrugada, para él no importa pues es un “enfermo” de su equipo.
Pero en las últimas dos semanas no ha tenido problemas con los horarios, ya que su pasión lo trajo a México por segunda vez para ver en el estadio al Sarape.
“Llevo en México casi dos semanas, me tenía que regresar el domingo pasado pero pude cambiar mi boleto de avión para poder estar más con el equipo. Estoy seguro que si no lo hubiera hecho, estando en Argentina me hubiera arrepentido”, señaló el argentino Sarapero número uno.
En una estancia en Venezuela fue como Lisandro Tagliero conoció el beisbol. Ahí con las Águilas de Zulia fue cuando aprendió de beisbol. El gusto por los Saraperos fue gracias a la amistad que hizo con el mexicano César Tovar cuando los dos se encontraban en Canadá.
Ese amor que le inculcó su amigo lo ha llevado a soportar ocho horas de fila por obtener un boleto para ver los Playoffs del año pasado.
“Ni por Racing, que es al club que sigo en Argentina me había tocado hacer una fila así, pero total es mi enfermedad seguir a Saraperos”.
Aunque Acereros de Monclova y Sultanes de Monterrey son los máximos rivales de Saltillo, para Lisandro, los Diablos Rojos del México también entran en este grupo ya que en su país, el acérrimo rival de Racing es Independiente de Avellaneda, un conjunto conocido también como Diablos Rojos.
Lisandro, quien tuvo que sortear las complicaciones económicas que amerita un viaje a México, sabe que por su “enfermedad y amor” por Saraperos, volverá a tomar maletas y su franela verde para estar con su novena, en caso de que accedan a la Serie del Rey.