SANTOS.— Andrés Guardado es uno de los tres futbolistas más experimentados en la actual Selección Nacional. Sólo él (105), Rafael Márquez (123) y Carlos Salcido (122) han rebasado el centenar de partidos jugados con la elástica verde, pero tiene una cuenta pendiente que ya empezó a saldar en la XX Copa del Mundo de futbol.

Para Alemania 2006, era muy joven (19 años de edad), y en Sudáfrica 2010, Javier Aguirre le confinó al ostracismo del banquillo, por lo que no se ha consolidado como titular indiscutible en una edición del máximo evento futbolístico del orbe. Miguel Herrera le ha ofrecido la opción en Brasil 2014.

El Principito ganó la carrera a Carlos Peña como volante por izquierda. Al fin inició en los dos primeros cotejos del Tricolor. Pese a que no llegó con el ritmo futbolístico que tenía hace ocho o cuatro años, está convencido de que el actual será su torneo.

“Uno va a trabajar para eso. En los dos Mundiales pasados, por mí nunca quedó”, asegura el tapatío, en entrevista con EL UNIVERSAL. “Siempre he trabajado al máximo y ya Miguel tomará la decisión”.

En este instante le beneficia. Su habilidad, entrega y experiencia han seducido al director técnico nacional, quien le ha dado un puesto en la alineación titular, sin importar los difíciles meses vividos por Guardado en el Bayer Leverkusen de Alemania.

Juega su tercera Copa del Mundo y sólo quiere “disfrutar este momento. No sabemos si puede haber una cuarta, así es que hay que gozar ésta”, sentencia.

“A lo mejor es la última”, añade, serio. “[Debo] tratar de que sea la mejor para mí y, tanto en lo individual como en grupo, conseguir algo histórico, lo cual sería muy bonito”, se ilusiona el joven de ensortijada cabellera.

Tiene la misión de transmitir esa idea al resto del grupo. Pese a que su cara todavía muestra algunos rasgos infantiles, El Principito admite el rol de líder dentro y fuera del campo en este Tricolor, por más que le impresione tener que serlo.

“A veces, me asusta —con 28 años— ser ya uno de los de experiencia, pero la realidad es esa y [hay que] tratar de aportar la mucha o poca que tengo [en el campo con la Selección] a los que están por primera vez”, reconoce. “Meterles en la cabeza lo que significa esto, el nivel que hay, y que también lo disfruten, porque es algo muy bonito”.

Retroalimentación que, desde su perspectiva, hace de esta versión del representativo nacional una muy sólida. Así como los de experiencia transmiten su bagaje, los más jóvenes aportan esa hambre insaciable de gloria que ha permitido a los verdes tener logros en categorías con límite de edad.

“Se las he tratado de transmitir a los chavos que vienen por primera vez [sus vivencias], aunque ellos también tienen una experiencia internacional desde muy chicos, lo cual es bastante bueno”, recuerda. “Vienen con una mentalidad renovada”.

“No es que sea viejo, pero los que tenemos más tiempo... Ellos han conseguido medalla olímpica, Campeonatos Mundiales Sub-17, terceros en Sub-20. Venimos enriqueciéndonos los de más tiempo con los jóvenes y nosotros también tratamos de pasarles nuestra experiencia para que sea una mezcla muy buena”.

La que le permita al Principito, por fin, hacer de Brasil 2014, su Copa del Mundo.

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