Barranquilla.— La inauguración de la edición XXIII de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, fue todo, menos una celebración para los atletas, quienes por los próximos 15 días representarán a sus países en la justa regional más antigua del mundo.
Colombia, con su bien ganada fama de producciones televisivas, apostó por mostrar un rostro futurista inspirado en la novela Barranquilla 2131, del escritor José Antonio Osorio Lizarazo, pero se olvidó de hacer más cómoda la espera de los deportistas que fueron trasladados al estadio Metropolitano tres horas antes del comienzo de la ceremonia y tuvieron que soportar 60 minutos más para poder salir a recibir los aplausos de los aficionados, quienes también esperaban la actuación de Shakira.
Los más de 100 metros del campo fueron aprovechados por los bailarines para su actuación, mientras en los angostos pasillos de las tribunas, parte de los asistentes desanudaba el torbellino de confusión causada por los organizadores, quienes en su logística dejaron en el último peldaño la comodidad de los fanáticos que apoyarán a sus atletas que inician el ciclo olímpico que terminará en Tokio 2020, una ciudad que vive en el futuro... y no lo recrea.
Con cerca de 200 de los 675 atletas inscritos, México fue la primera delegación en desfilar, encabezada por la tiradora de aire, Alejandra Valencia, quien fue la abanderada y salió con un vestido blanco con adornos del sur del país.