Apareció la bandera de México sin atletas que la acompañaran en el tradicional desfile de las ceremonias de inauguración. No fue la única, después de los países cuyos nombres inician con las letras A y B —el último fue Brasil—, el resto de las delegaciones tardaron para entrar al estadio.

Por supuesto que esta situación llamó la atención de los presentes, quienes minutos después ya pudieron ver al resto de los deportistas desfilar como se esperaba desde un principio. La razón: una serie de protestas (pensionados de la policía, el ejército y otros colectivos), que demoraron el acceso de los atletas al estadio, en el que 17 mil aficionados fueron parte de una fiesta que tardó en tomar forma, pero finalmente cumplió con las expectativas.

Pasado el retraso debido a las manifestaciones, el espectáculo que siguió tuvo su colofón con el encendido del pebetero, el cual se logró mediante un batazo. Fuegos artificiales, música, danza y la combinación de las culturas chinas y aborígenes, le dieron vida a esta ceremonia, que también tuvo su toque político.

Se informó que la delegación de China no marchó como el resto de los equipos presuntamente en protesta por la presencia la presidenta taiwanesa, Tsai Ying-wen, quien dijo el “declaro oficialmente inaugurada esta Universiada”, en la que México comenzará su participación.

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