Con la presencia de casi todos los miembros de una de las dinastías más importantes del pancracio mexicano, “La Avalancha Alvarado”, la Arena Querétaro vibró con una emocionante función en homenaje a Juan Alvarado Nieves, “El Brazo”.

Alrededor de 400 personas se dieron cita en el inmueble localizado en la esquina de las calles Felipe Ángeles y Plan de Ayala, para presenciar cinco combates en los que el legado de la familia Alvarado estuvo presente.

El platillo estelar fue una lucha en relevos atómicos entre quienes formaran parte, junto al fallecido “Brazo”, de una de las tercias más talentosas de las décadas de los ochenta y noventa, “Brazo de Oro” y “Brazo de Plata”, quienes estuvieron acompañados por los máximos exponentes de la dinastía en la actualidad, “La Máscara” y Máximo.

Del otro lado estuvieron presentes dos de los rivales históricos de “Los Brazos”, “Los Villanos” III y IV, completando el equipo “Los Guerreros del Infierno”, es decir, “Último Guerrero” y “Gran Guerrero”.

La lucha comenzó por el terreno técnico con varios mano-a-mano sobre el encordado, que provocaron los aplausos de los asistentes, todo cambió cuando los rudos perdieron la paciencia y saltaron a la escena todos al mismo tiempo, sorpresa de la que no se pudieron recuperar a tiempo los estetas, quienes terminando cayendo, uno por uno, para darle la primera caída a sus rivales.

Los técnicos batallaron en grande pero terminaron por imponer su estilo en la segunda caída, emparejando las acciones al superar en dos vistosos dobles conteos a sus oponentes.

La última caída fue la más intensa de las tres, pues los dos bandos tuvieron oportunidades de ganar la lucha, pero fue hasta que “La Máscara” y “Los Brazos”, mientras “Máximo” dejaba fuera de combate bajo el ring a “Gran Guerrero”, hicieron equipo ante “Los Villanos” y “Último Guerrero”.

Luego de una serie de planchas sucesivas sobre los tres rudos por parte de “La Máscara” y “Brazo de Oro”, llegó el momento de que Súper Porky hiciera el movimiento final, cuando cayó sobre sus oponentes, quienes no pudieron separar la espalda de la lona ante del conteo del réferi.

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