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A unas horas de otra batalla entre Pumas y Águilas, Abraham Nava, aquel legendario defensa universitario en los lejanos 80, reconoce que “se ha perdido esa pasión” en torno al clásico capitalino, cultivado más por los contrastes, la cartera contra la cantera.
Ese América, como el de hoy, brillaba por sus refuerzos del extranjero. El brasileño Antonio Carlos Santos era el hombre que marcaba diferencia en esos millonetas que hicieron época.
Pumas trascendía por su semillero de mexicanos, donde crecían Beto Aspe, Manolo Negrete, Luis Flores, Luis García. Y a pesar de todo disputaron tres finales contra los cremas.
“Vuelven los recuerdos de cómo se competía. Eran partidos que tenías prohibido perder, desde fuerzas básicas, por la rivalidad y los buenos jugadores que tenían ambas instituciones”, pondera Nava. “Tenían muy buenos jugadores y planteles. Eso también hace interesante ese duelo y esperemos que esta vez gane Pumas”.
—¿Hoy tienen con qué competirle al América?
“Tiene qué, para eso están en esas divisiones. Claro que la nómina es totalmente diferente, pero ya en la cancha las nóminas no existen, sino la gente con carácter, calidad y actitud”, responde el ex zaguero auriazul.
Entre tantas anécdotas rememora las tres épicas finales ochenteras, en 1984-85, 1987-88 y 1990-91.
“La que se viene más a la imagen de nosotros fue el gol que metió ‘Tuca’ y todo, cómo celebramos ese campeonato, porque ya era justo y necesario. Nos habían derrotado en dos seguidas. La tercera era la vencida y afortunadamente la ganamos”, revive Nava.
En la primera de ellas, se sintieron ‘robados’ por el polémico penalti pitado por Joaquín Urrea, en Querétaro.
“Pues sí, te queda el sentimiento”, abrevia Abraham. “Y la otra con Ríos [1987-88], en la que nos meten cuatro goles, y de esos goles muy lejos, de larga distancia, y se le va por abajo”, reprocha aún el universitario. “Detalles que pasan y te queda esa frutración”.
Después de haber ganado el juego de ida, Pumas cayó 4-1 en la vuelta, en el Azteca. Amargo revés, con la complicidad de Adolfo Ríos, quien falló a la hora buena. “Habíamos hecho muy buena temporada y por detalles que tiene el futbol se pierde”.
Mas nadie le quita la revancha, en 1990-91. “Era la tercera y la ganamos, sufriendo, pero lo hicimos...”.