La renuncia de México a la organización del Campeonato Mundial de Natación 2017 ha sido uno de los capítulos más bochornosos del deporte mexicano. La falta de presupuesto para el evento fue la razón que las autoridades deportivas en el país dieron a la Federación Internacional de Natación hace dos años para eludir el compromiso, lo que puso en riesgo, incluso, la participación de atletas mexicanos en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Un mes después de la claudicación de Guadalajara, Hungría levantó la mano para realizar el torneo.
Sé que no soy quien deba decir si un evento se hace o no, pero siempre estuve en desacuerdo con que este Campeonato del Mundo se hiciera en Guadalajara, cuando la administración que lo buscó ya iba de salida. Nunca fue una idea bien sustentada y desde su anuncio me pareció que sería algo que traería más problemas que beneficios. La historia nos ha marcado que en México se realizan eventos por negocio y no para mejorar el deporte. Así sucedió en los Juegos Panamericanos de 1975 y 2011, en los Juegos Centroamericanos de 1990 y 2014 y a las pruebas me remito. Hay gente que piensa que el desarrollo del deporte va de la mano con la organización de campeonatos y competencias, lo cual es un error garrafal.
El próximo 19 de abril está marcado como el día en que se hará la apertura oficial del Complejo Acuático de Dagály, en Budapest. Se trata de una construcción de gran calidad, de 30 mil metros cuadrados que cuenta con una alberca cubierta de 50 metros, otra de calentamiento, también cubierta; una al aire libre de 50 metros, además un centro de entretenimiento. En este lugar se realizará este Mundial de 2017, además del Campeonato Master. Y lo lograron en cosa de dos años.
Las obras de este complejo iniciaron a mediados de 2015, justo unos meses después de la renuncia de México y aunque el tiempo parecía ser un enemigo, los húngaros cumplieron. La capacidad de este lugar va de cinco mil a 15 mil lugares, según la competencia.
Debido a la premura, el costo de todo el evento (entre infraestructura, licencia, desarrollo de algunos lugares de Budapest como ciudad sede) será de 90 billones de florines húngaros, lo que equivale a poco más de 300 millones de dólares, es decir, dos veces más de lo que habían presupuestado para Guadalajara. El gobierno húngaro espera recuperar esta inversión con la participación de patrocinadores y del público que estará en este evento.
Cuando en julio de 2011 Bernardo de la Garza como director de la Conade —junto a Kiril Todorov, presidente de la FMN, Carlos Andrade Garín e Ivar Sisniega, dirigente del Copag— convencieron a la FINA y su presidente Julio Maglione de poder realizar el evento, De la Garza aseguró: “presentamos una oferta muy concreta e integral, con infraestructura, organización y área social en una misma instalación, lo cual fue muy positivo”.
La pregunta, en todo caso sería: ¿en dónde quedaron todas esas promesas? Queda claro que solo lo hicieron para quedar bien en su momento sin pensar en los reales alcances o las consecuencias de no cumplirlas.
Cuatro años después del anuncio de la adjudicación del torneo, México le anunció a la FINA que no tenía la capacidad económica para organizarlo. El error de las autoridades mexicanas fue no trabajar de manera conjunta y no buscar apoyos para cumplir lo prometido. No trabajaron en equipo y ahí están las consecuencias.
Por supuesto que el gobierno húngaro sufrió fuertes críticas por el gasto que representó esta obra, pero mantuvo su postura y ahora le darán uso a estas instalaciones, no solamente en un evento.
Para este país no será un elefante blanco, lo cual es muy frecuente que suceda en México, cuyos dirigentes sólo ven por el beneficio personal. Este es un ejemplo más de cómo la corrupción y la impunidad le hacen mucho daño al deporte mexicano, que volvió a quedar en ridículo con todo esto.
Potencia acuática. Con la tres veces campeona olímpica Katinka Hosszú como estandarte de su natación, Hungría es una de las potencias de este deporte a nivel mundial. Para este Campeonato del Mundo en su país, la nadadora buscará ser la máxima figura después de lo realizado en Río 2016
En el medallero histórico olímpico está en la cuarta posición con 66 medallas obtenidas (25-23-18), mientras que en Campeonatos Mundiales ocupa el quinto puesto, también con 66 (26-15-25).
La mejor representante de la natación húngara es Krisztina Egerszegi, quien ganó siete medallas olímpicas (cinco de oro) en Seúl 88, Barcelona 92 y Atlanta 96.
Otro de sus grandes exponentes es László Cseh, quien tiene seis medallas olímpicas (cuatro de plata y dos de bronce) de Atenas 2004 a Río 2016. Además, de más talentos de la natación húngara como David y Evelyn Verraszto, Peter Bernek y Dominik Kozma.