Aguascalientes.— La mejoría en el América mostrada ante Necaxa en el empate a un gol se puede separar en los siguientes aspectos.

Se mostró mucho mejor actitud que en la mayoría de los juegos anteriormente disputados.

El equipo se vio más agresivo y suelto en el ataque.

En defensa, el orden prevaleció, pero no se exageró en las precauciones presentadas.

En conclusión: los jugadores ya no querían a Ignacio Ambriz.

Aunque empatar a un gol con el Necaxa no es para festejarlo, después de la hecatombe ocurrida la semana anterior, lo rescatable para las Águilas es que no cayeron ante sus ex hermanos, salieron con bien del Victoria y sigue en posición de Liguilla, aunque esta sea soportada con alfileres.

Menudo paquete tendrá el técnico que llegue, ya sea Rubén Omar Romano, quien sigue siendo el candidato principal, ya hasta se entrevistó con los directivos azulcremas en Coapa, o Hugo Sánchez, quien se ofreció píublicamente para ser tomado en cuenta, lo que no le desagradó a la cúpula americanista, ya que el golpe mediático que se daría en el torneo del centenario sería fortísimo, tanto que apagaría un poco el infierno que se vive en Coapa.

Pero más allá de quién sea, el principal reto será el convencer a sus jugadores, porque calidad hay, talento tienen de sobra, sólo queda en el aire la cuestión de querer o no querer.

Cuando las Águilas se fueron arriba en el marcador, obra de una jugada prefabricada concluida por Paolo Goltz, parecería que arrasarían con el rival, pero los Rayos sacaron la casta y con base en enjundia y sobretodo a lo que ofrece Edson Puch, igualaron el marcador. Paul Aguilar derribó al chileno en el área para que se marcara el penalti que él mismo convirtió en gol.

La diferencia entre plantillas se hizo evidente en la segunda parte, sobretodo con un Michael Arroyo mucho más suelto y con libertad de intentar por la banda de la izquierda. El ecuatoriano generó un balón al larguero que dejó quieto a Barovero y minutos después, Oribe Peralta lo intentó de larga distancia, dando de nueva cuenta en el poste de la cabaña del argentino.

Mas en el América se están acostumbrando a sufrir, en el último suspiro del juego, Puch entró a raja tabla al área americanista, pero antes de disparar, la mano milagrosa de Moisés Muñoz salvó a su equipo de la derrota.

América sacó un punto, pero en lo que más ganó, a falta de técnico, fue en actitud.

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