Así se ve Miguel Herrera el 20 de noviembre, después del partido de vuelta del repechaje contra Nueva Zelanda. “Estamos seguros que bajaremos del avión con la gran felicidad de entregarle el boleto al Mundial a nuestra Federación Mexicana y a nuestro país”, asegura El Piojo, rodeado del doble de reflectores que ya de por sí capta en Coapa.

“Aceptamos este reto, nunca le diré que no a mi país y a la Selección”, añade Herrera Aguirre en su presentación como director técnico de la Selección Nacional, exclusivamente para los dos encuentros contra los kiwis, en los que México se juega todo, el boleto que se les ha negado a Brasil 2014.

“Creo que la Selección es lo que uno más anhela como jugador y técnico, por supuesto dirigirla es algo que tienes en la cabeza. Si recordarán, cuando me presentaron en el América, hace dos años, dije que lo único que me sacaría del club sería la Selección y afortunadamente hoy se está cumpliendo ese sueño, ese objetivo”, agrega satisfecho.

La multitudinaria conferencia de prensa realizada en el Centro de Alto Rendimiento es apreciada en el mismo auditorio del CAR, por su madre, Marisela Aguirre y su hija Mishelle, quienes después polarizan la atención de la prensa.

“La Selección siempre será la Selección y cuando llegues hay que decirle que sí”, acentúa Herrera, quien no se ve como plato de segunda mesa. “Hoy soy el hombre más feliz de este planeta”, enfatiza. “Nos estamos jugando muchas cosas, eso es seguro”, reconoce enseguida El Piojo. “No estoy poniendo mi prestigio en riesgo, lo estamos poniendo todos”, dice y observa a Justino Compeán, Héctor González Iñárritu y Ricardo Peláez, cómplices en el desafío. “No, esta silla no quema. Estoy a todas ‘margaritas’ aquí, sentado”, precisa, dueño del escenario, al grado de repasar la mirada por cada cámara y, sin temor, convence: “Vamos a conseguir el pase al Mundial”.

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