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Después del tercer sitio obtenido en Colombia 2011 y con varios de los chicos que ganaron el título mundial Sub-17 en México, las expectativas que rodeaban a la Selección Nacional Juvenil eran bastante altas.
Pero el equipo dirigido por Sergio Almaguer sucumbió en la batalla de los sentimientos y fue eliminado en la ronda de los 16.
Sólo ganó uno de los cuatro juegos que disputó (tres reveses), cosecha muy pobre para un combinado que, en teoría, pelearía por los primeros sitios en la Copa del Mundo Turquía 2013.
Grecia (1-2) y Paraguay (0-1) superaron al Tricolor en los dos primeros cotejos de la fase grupal. La única opción para avanzar a los octavos de final era imponerse a Malí.
Lo hizo. A diferencia de los 180 minutos anteriores, los muchachos de Almaguer presumieron contundencia.
Marco Bueno, Jesús Tecatito Corona, Jesús Escoboza y Uvaldo Luna, dieron forma a la victoria sobre los africanos (4-1). Esa exhibición generó esperanza de cara al juego ante España.
Parecían aumentarlas con la tempranera anotación del volante Alfonso González (2’), monarca del orbe Sub-17 en 2011. Aunque la Furia Roja tenía la pelota, los verdes controlaron las emociones... Hasta que Derik (74’) marcó el empate.
A partir de ese momento, la fragilidad fue emocional y Jesé Rodríguez aniquiló los sueños cerca del ocaso (90’). Ya no hubo tiempo para reaccionar. La ilusión se resquebrajó.