Varios rompieron en llanto cuando el zapatazo del zaguero nigeriano Musa Muhammed hizo estéril el lance del arquero Raúl Gudiño.

Faltaban nueve minutos por jugarse, mas sabían que eran simple trámite. El sueño del histórico bicampeonato se esfumó, no así el de captar la atención de un pueblo que no les conocía antes de viajar a Medio Oriente.

Nueva gesta de la Selección Mexicana Sub-17, el capítulo más dorado de los representativos nacionales durante el año que está por terminar.

Quedarse con el segundo lugar, tras caer en la final ante Nigeria (0-3), supo amargo a los chicos de Raúl Gutiérrez, quienes presumieron temple de acero al reponerse de la goleada que las mismas Águilas Verdes les propinaron en el debut (1-6).

Escandalosa derrota que aumentó las dudas en torno a los elegidos por El Potro. Cuestionamientos provenientes del exterior. Ellos siempre creyeron en su capacidad.

Clasificaron como segundos del Grupo F por sus victorias sobre Irak (3-1) y Suecia (1-0). Estaba por llegar la plenitud de un combinado que siempre buscó emular a la generación que dio la vuelta olímpica dos años antes, en el Estadio Azteca.

Italia, Brasil y Argentina fueron sus víctimas en las rondas a eliminación directa. Sólo sufrieron contra el Scratch du Oro, al que dejaron en el camino tras una larga serie de penaltis (11-10), la más prolongada en la historia de la Selección Mexicana, sin importar rama o categoría.

Gudiño emergió como el hombre clave de los verdes. Atajó el ensayo decisivo a Mosquito, figura del ataque sudamericano.

Repitió el truco cuatro días después. Cuando apenas se jugaba el tercer minuto de la semifinal ante Argentina, Sebastián Driussi ejecutó un penalti. El meta del Guadalajara lo contuvo... E inyectó a sus compañeros la motivación que necesitaban.

No les alcanzó para superar al combinado que siempre se mostró, al menos, un escalón arriba de los demás participantes.

“En el terreno personal, estoy contento, feliz, por todo el trabajo que se hizo”, asegura Gutiérrez, entrevistado vía telefónica. “Obviamente, el no haber logrado el título, como todos queríamos, no nos deja del todo felices, pero —en general— lo que mostró el equipo, hizo, trató de mostrar, al igual que sus predecesores de 2011, es lo que me tiene muy satisfecho”.

Comprobó que, a nivel infantil, el Tricolor ya es candidato a ceñirse la corona.

Además de Gudiño, el volante del Pachuca Iván Ochoa, el zaguero —también de los Tuzos— Salomón Wbias y el goleador del América Alejandro Díaz, robaron corazones con base en su calidad.

Transformaron en reconocimiento las críticas que aparecieron tras aquella goleada frente a Nigeria. La afición soñó con otro título mundial, en especial porque El Potro estaba en el banquillo.

“Esas cosas son situaciones que interpreta la gente”, atina a decir el estratega. “Te halaga, pero también genera esa responsabilidad de seguir haciendo bien las cosas”.

Como lo realizaron en Emiratos Árabes Unidos.

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