El cine, que recrea épocas, sociedades e ideologías, en sus intentos por agarrar de la mano al futbol mexicano, lo ha inmiscuido en diversas producciones, en distintos tiempos.
En algunas aventuras, lo toma sólo como un pretexto para contar una historia, en otras, en las más pocas, el futbol es la historia misma.
La primera ocasión que se tocó el futbol en el cine mexicano fue en el lejano 1944, cuando Joaquín Pardavé, en plena época de oro de las producciones nacionales, invitó al entonces ídolo de las multitudes, Horacio Casarín, a participar en Los hijos de don Venancio.
“Casarín es el hijo del protagonista [Pardavé], un gachupín que ha formado su familia en México. El futbolista, que viste los colores azulgrana del Atlante, intenta abrirse paso por la vida en esta profesión, a la cual, el padre, no le ve futuro”, comenta el historiador Carlos Calderón.
En el filme hay tomas del legendario Parque Asturias, aquel que se incendió cuando el mismo Casarín fue fracturado. Además de Horacio, participan en el juego otros futbolistas famosos de la época como Martín Valtonrá y Roberto Aballay.
Además del tema futbolístico, se retrata el choque de culturas entre las costumbres mexicanas (el Atlante) y de la colonia española (el Asturias).
El éxito del filme hizo que los productores quisieran explotar el tema, por lo que en 1946 se produjo Los nietos de don Venancio, “donde se toman escenas futbolísticas de la primera película, y ya no tiene ese sabor futbolero que tan bien supo en la primera. Apenas duró una semana en cartelera”, agrega Calderón.
A pesar de que se descubrió que el futbol podría ser tema a explotar, en los años subsiguientes apenas si se sacó provecho de él.
FALTA DE IMAGINACIÓN
Al paso de los años, el tema futbolístico no es explotado por la industria fílmica mexicana, a pesar de que “hay historias fascinantes que contar”, afirma el director de cine Miguel Rico, autor de la cinta Espíritu de triunfo, coproducida por el club Santos Laguna.
“Hay mucho por explorar en este deporte tan noble. La historia del inicio del futbol es interesantísima. Habría que remontarnos a más de 100 años atrás, en Pachuca, donde los mineros ingleses traen un balón e invitan a los mineros mexicanos a jugar. Ahí puede introducirse una historia de amor muy interesante”, asegura.
En los 60, gracias al gran auge de las Chivas Rayadas de Guadalajara y la generación del Campeonísimo, se produjeron dos cintas: Las Chivas Rayadas y Los fenómenos del futbol. “Fue un buen intento, pero quedó en eso. La primera cinta tuvo un éxito relativo, hay escenas con futbolistas legendarios como Chava Reyes, Antonio Carbajal, El Tubo Gómez, pero el personaje principal era Clavillazo [Antonio Espino]. Esa película gusta mucho, pero de nueva cuenta quieren explotar de más y ese mismo año sacan la continuación. Usaron escenas que les sobraron de la primera película, la calidad baja mucho”, relata el historiador.
LE MEJOR PELÍCULA DE FUTBOL
Tirando a gol, donde se relata la rivalidad entre América [DF] y Chivas [Guadalajara] y El Pícaro, producción México-Venezuela fueron dos intentos más, pero fue hasta finales de 1970 cuando se produjo la que se considera la “mejor película de futbol en México”: “México 70”.
“En un principio —afirma Carlos Calderón— se quería realizar un documental igual al que se hizo en la Olimpiada de México 68. Se combina la historia de un niño que viaja por todo el país, durante el cual se dedica a observar cada uno de los juegos del Mundial”.
En esta producción, es la primera vez que en México aparece un patrocinador que interviene como tal: Coca Cola. La cinta fue un éxito en taquilla, y aún ahora cuando se exhibe en televisión, tiene muy buena acogida.
FRACASOS Y UN GRAN ÉXITO
Vino otro largo trecho sin películas relacionadas con el balompié. Quizá el no calificar al Mundial de Alemania 1974 bajó la euforia, pero cuando la Selección sí logró entrar al del 78, otra vez se quiso sacar provecho. “En el 79 sale El Futbolista Fenómeno, que fue filmada en el 77. Esta cinta se pensaba explotar con vistas al Mundial de Argentina, porque se decía que México calificaría a la segunda fase, pero al quedar en el último lugar, la enlatan. Resortes, quien era productor asociado de esa película, decide pararla, no era el momento. La cinta trataba sobre una Selección Mexicana que jugaba contra el Resto del Mundo, pero con el fracaso en el Mundial se cambió el rival. Le pidieron al Toluca permiso para filmar algunas escenas y al final el rival fue una Selección Latinoamericana. Ahí salen jugadores como Walter Gassire. Héctor Hugo Eugui, pero la gente estaba desilusionada del futbol y fue un fracaso”, analiza el cronista.
La reivindicación llegó un año después con la cinta más popular del futbol: El Chanfle.
“Es la mejor parodia que hay del futbol mexicano —en este caso del América—. La primera parte tiene mucho éxito. Las parodias son excelentes, como la de Carlos Villagrán como [Enrique] Borja y don Ramón [Valdés] como Nacho Trelles. El tema es que un hombre quiere llevar la honradez a la cancha. Un buen tema que se explotó de buena forma. En el 82 se hace El Chanfle Segundo, pero no tiene nada que ver con la primera”, recuerda Calderón.
LA CINTA MUTILADA
El futbol vuelve a estar de moda cuando la FIFA concede el Mundial de 1986 a México. Se le encarga al director Alfonso Arau una cinta llamada Chido Guan (El Tacos de Oro).
“Se hace con poco presupuesto. Es una historia seria, que no dejaron mucho en cartelera, porque denunciaba los malos manejos de los directivos, la misma Federación no dejó que se exhibiera por mucho tiempo —denuncia Carlos Calderón—. La dirigió Alfonso Arau, la escribió su esposa Laura Esquivel y la protagonizó su hijo Sergio. Apenas duró en cine tres semanas. Le cortaron mucho, y el mismo Arau en algún momento dijo que se arrepentía el haberla filmado”.
EL FUTBOL DE FICHERAS
El cine mexicano entra en total decadencia en los 80. Las ficheras invaden el ambiente y el futbol no está exento. En 1989, Rafael Inclán, ícono de este tipo de producciones protagoniza: Futbol de Alcoba y El Pichichi del Barrio. “Una trata sobre un equipo formado por mujeres y la segunda sobre un tipo [Inclán] que es muy bueno en la cama y mientras los esposos ven los goles de Hugo Sánchez en la tele, él se dedica a meterle gol a sus esposas”, recuerda.
LA ACTUALIDAD
Atlético San Pancho, Rudo y Cursi, Espíritu de triunfo y El Sueño de Iván, coproducción España-México-Colombia han sido los últimos intentos por unir al futbol con el cine.
Oro, la más reciente cinta, es un documental ideado por la FMF, en donde se ensalza la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
“El futbol y el cine deberían casarse más seguido o ir a pasear juntos”, afirma el director Miguel Rico.
—¿Quién tiene la culpa?
“Nadie. Nos hemos encontrado frecuentemente en el camino, pero el matrimonio no se ha cerrado. Si el cine capturara las historias que rodean al futbol, la gente aprendería muchísimo, no sólo de futbol, sino de la historia de los trabajadores mineros de Pachuca; de la historia de superación que hay en la frontera con los Xolos“.
Si el cine no se interesa más en el futbol, parece que es hora que la televisión levante la mano.
“Una película en la TV la ven millones de personas en una noche. En las televisiones, la audiencia es instantánea, y un mensaje de superación, de triunfo, de amor, unido al futbol, claro que motiva a cualquiera”.
DE BOX Y LUCHADORES
Y si no es el futbol el deporte favorito para el cine, ¿cuál es?
La respuesta es sencilla: “Boxeo y lucha libre”.
El cineasta Felipe Coria, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, afirma que el futbol ocupa un papel secundario en la filmoteca nacional y que es el boxeo el que más éxitos ha dado.
“El ascenso de un individuo a punta de golpes en la pirámide social, es lo que ha llamado la atención. Campeón sin corona [Alejandro Galindo, 1946] es la muestra más fehaciente de eso, porque se habla del fracaso y redención del individuo”, comenta.
Los deportes de conjunto, “son más difíciles de abordar y no sólo en México, sino a nivel mundial. De futbol, por lo general, son cintas aburridas. Quizá la mejor que se ha hecho es Escape a la victoria [John Houston, 1981], donde aparece Pelé y figuras de aquel entonces”.
En México, recalca: “El boxeo ha sido el más explotado y ni se diga nuestro género por excelencia: los luchadores. El éxito radicaba en que el luchador se vuelve paladín contra el crimen. Es nuestro genero deportivo más exitoso”.
Para Coria, la película de deportes más insólita en México ha sido Las glorias del gran Púas [Roberto Rivera, 1984], una biografía de Rubén Olivares, “actuada por él mismo. Ricardo Garibay [guionista] hace una rareza sobre la vida del gran Púas y El Güero Castro [el director] hace una interpretación de esa vida y la convierte en una ficción que actúa el propio Olivares”.
Las películas de futbol, en su apreciación, “han sido malísimas. El Chanfle es una película muy mala, horrenda; Atlético San Pancho se hizo para complacer al público y el mismo público la detestó, es absurda. La mejor película de deportes en México es sin duda Campeón sin Corona.
RESIGNADOS
Parece que a pesar de los nuevos intentos, el futbol quedará relegado para cuando el cine quiera voltear a verlo y estirarle la mano. Y es que al futbol tampoco parece urgirle entrar en el séptimo arte.
“La oferta deportiva es eterna en la TV. La gente puede pasarse todo el día viendo deportes, así que para el cine, no creo que haya público”, finaliza Coria.
La realidad es que, al final, futbol y cine, están peleados.