Zurich.— La FIFA puso una demanda criminal por allanamiento de morada contra el cómico británico Simon Brodkin, quien el lunes lanzó un fajo de billetes falsos durante una rueda de prensa al presidente de la organización, Joseph Blatter, según anunció este martes la policía de Zurich.
Brodkin interrumpió la comparecencia del dirigente suizo de 79 años, tras la reunión del Comité Ejecutivo de la FIFA en la lujosa sede del ente rector del futbol mundial en la colina de Zürichberg.
“Esto es para Corea del Norte 2026”, dijo el cómico, mientras lanzaba los billetes y antes de ser retenido por las fuerzas de seguridad. “Como embajador del futbol norcoreano, me alegro de haber alcanzando un acuerdo con la FIFA para el Mundial de Corea del Norte 2026”, dijo el comediante .
Brodkin fue interrogado en una comisaría de policía tras el incidente y luego fue puesto en libertad. La demanda de la FIFA fue remitida a la fiscalía suiza, dijo un portavoz policial.
Control de integridad. La FIFA, por otra parte, informó también este martes, que un comité encabezado por Domenico Scala supervisará los controles de integridad de los aspirantes a la presidencia del organismo que regula el futbol mundial en las elecciones que reemplazarán a Joseph Blatter al frente de la entidad.
Scala es el actual presidente del Comité de Auditoría y Conformidad de la FIFA.
Claudio Sulser, presidente del Comité de Disciplina de la FIFA, y Larry Mussenden, presidente del Comité de Apelaciones, también serán miembros del comité electoral.
El comité es responsable de supervisar los controles de integridad y admitir y anunciar los candidatos, que tendrán hasta el 26 de octubre para presentar sus intenciones por escrito ante la FIFA con el apoyo de al menos cinco federaciones de futbol.
La votación se realizará el 26 de febrero del año próximo en un congreso especial en Zurich, según los acuerdos alcanzados en la reunión del pasado lunes, en cuya conferencia, Joseph Blatter fue objeto de una broma que dio la vuelta al mundo, cuando el dirigente recibió una lluvia de billetes falsos que le fueron arrojados por el cómico Simon Brodkin.