En la Liga MX hay clubes que ya se sienten fuertemente perjudicados por el trabajo arbitral.
Entre las quejas que más pesaron fueron las del Rebaño, por su técnico Matías Almeyda, suspendido dos partidos por sus declaraciones hacia los nazarenos en la fecha cuatro tras sufrir una goleada a manos de Rayados (4-1).
“En ningún momento insulté. Vivimos una especie, llevándolo a plano político, de dictadura.
“Debemos estar sentados en la banca, no decir nada, estar sentados y así marcha el mundo, ¿saben cómo fue mi expulsión? Cuando cobran el penalti me arrimo, salí de mi zona como salen todos los entrenadores, porque llamo a un árbitro y es difícil que venga, me arrimé, le dije al línea que no era penalti, dijo: ‘para mí sí y levantó el tono de su voz”, denunció en su momento el timonel argentino. “A mí me fueron y me dieron dos fechas”.
El reclamo salió caro. Almeyda cumplió suspensión en la derrota de Chivas frente al Puebla (0-1), donde su cuerpo técnico manifestó que “veían cosas raras” en la labor del central Roberto Ríos.
“El trámite del partido cambió debido a la expulsión [de Jair Pereira]. Tener un jugador menos es complicado, pero pudimos haber empatado. Tuvimos algunas situaciones claras, incluso un penalti que no se marcó y hay que seguir trabajando”, explicó el auxiliar rojiblanco Gabriel Amato.
José Guadalaupe Cruz, otro que tampoco ocultó su inconformidad por el arbitraje dada la expulsión de su jugador, Jaine Barreiro, en la derrota 2-1 del Atlas ante Cruz Azul.
Por otro lado, el estratega español Paco Jémez ha tomado una postura de no opinar sobre los árbitros. “No hablo del arbitraje, me preocupo por lo que hace mi equipo”, es la frase con la que se escuda el europeo desde hace cinco fechas.
Pero, uno de sus primeros desplantes hacia los de negro sucedió en febrero pasado, cuando La Máquina perdió contra América. “El árbitro nos ha perjudicado en dos ocasiones. América es buen equipo y no necesita ayuda”.
Se pone calientito el torneo para la Comisión de Arbitraje.