Por su raza habló el espíritu de ayudar. Cientos de voluntarios coparon el centro de acopio en el Olímpico Universitario. Bullicio de buenas intenciones, una marea de brazos desde la avenida de los Insurgentes impulsaba víveres hasta los túneles del recinto auriazul.
Era el segundo día de operaciones del centro de acopio en favor de los damnificados del sismo del pasado martes.
¿Cansancio? “Sí, pero nada que la solidaridad no pueda, estamos aquí porque también somos universitarios y nuestro deber es con la sociedad”, mencionó Esteban López, estudiante de preparatoria, quien animaba al resto de los voluntarios con goyas y aplausos para las personas que llegaban con sus donaciones de agua, comida, medicamentos y herramientas. Asimismo, diversos contingentes eran capacitados en la tarea de primeros auxilios, otros se ocupaban del tránsito vehicular y otros en brindar agua y alimento a las cadenas humanas que desde el miércoles custodian las toneladas de víveres. Todos cumplen una función, pese al caos que genera conflictos entre autoridades universitarias y de Protección Civil.
“Estamos dirigiendo las donaciones al interior del estadio, en los túneles, ayer [miércoles] quisieron robar un tráiler con medicamentos, a raíz de esto se perjudicó la operación. La Universidad quiere llevar la ayuda a otros estados afectados, pero no se puede ahorita porque hay un filtro tremendo en el estadio por Protección Civil, están evitando que tengamos el desplazamiento inmediato. Piden que sea vía tráiler, no sin antes etiquetar las cosas, estamos en desacuerdo con estos filtros, sus controles quitan tiempo y ahorita la gente necesita el apoyo, pero hay que seguir las reglas”, acusó Laura Sánchez Miranda, coordinadora del centro de acopio.
Pasar la noche en Ciudad Universitaria es lo de menos para los voluntarios, en su mayoría jóvenes. Ni la lluvia detendrá los esfuerzos para que los víveres salgan a los lugares más necesitados. El goya florece ante el apremio.