La principal característica de la postulación de Marruecos para ser la sede de la Copa del Mundo en 2026 es que nadie habla de eso. En contraste con la candidatura conjunta de Estados Unidos, México y Canadá.
Cinco meses después, los funcionarios del futbol marroquí han ofrecido pocos detalles sobre sus planes. Apenas se nombró a un presidente para su comité. No hay un logotipo para el material publicitario, no existe un lema que se pueda promocionar y no hay una planeación para construir un estadio deslumbrante.
La semana pasada, funcionarios locales recularon cuando les pidieron que comentaran sobre los planes y se negaron a discutir de forma oficial la postulación.
Los rivales de Marruecos le llevan meses de ventaja.
Su mejor esperanza podría ser un estímulo poco común del presidente Donald Trump. Uno de los primeros actos de Trump fue firmar una prohibición de ingreso a Estados Unidos para ciudadanos de siete países predominantemente musulmanes, entre ellos, varios africanos. Hace poco, el mandatario encendió nuevas controversias cuando se dijo que había menospreciado a los inmigrantes de Nigeria y otros países africanos.