NEWARK, Nueva Jersey (AP).— Además de la preocupación por lo que la madre naturaleza puede deparar el próximo fin de semana, cuando se juegue el Super Bowl en el norte de Nueva Jersey, hay otro imponderable que puede causar una debacle por tránsito: el aficionado.
La gran pregunta, además de si el 2 de febrero habrá otra tormenta como la que dejó caer más de 30 centímetros de nieve el pasado martes, es si los miles de visitantes que se esperan atienden la recomendación de los organizadores y dejan sus automóviles en casa o el hotel.
Si los aficionados deciden usar el sistema de transporte público tienen numerosas opciones. Si no, descubrirán lo que ya saben los neoyorquinos, que la mínima alteración al sistema de tránsito, ya sea una reparación de caminos, un accidente o una mayor cantidad de vehículos en circulación, puede alterar el balance y volverlo un caos.
Eso pasa en un día normal.
“Hay cierto grado de angustia, para ser francos”, dijo Jim Kirkos, director de la Cámara de Meadowlands, una organización empresarial del área cercana al estadio MetLife, donde se jugará el encuentro. “Pero en el comité organizador estudian esto desde hace tiempo y tienen un buen plan de transporte. Tendrán muchos recursos y confío en que esto funcionará”.
Debido a la distancia entre el centro de Nueva York y el estadio se han hecho esfuerzos para que este sea el primer Super Bowl del transporte masivo.
El sistema de transporte de Nueva Jersey, el tercero más grande de Estados Unidos, extenderá su servicio y pondrá más trenes en circulación desde el próximo miércoles, además de que habrá más autobuses hacia Nueva York.
Dos años de planeación se reducen a un objetivo: cómo mover a 80 mil personas o más el día del Super Bowl bajo cualquier clima. Dos factores pueden ayudar a los organizadores, el primero es que hay menos congestión de tránsito y las restricciones limitarán el número de autos que llegan al estadio.
Autobuses y limusinas no podrán descargar pasajeros y salir del lugar, sino que deberán parar el estacionamiento, por lo que trenes y autobuses son la alternativa que, esperan los organizadores, sea la preferida.