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Peligra esencia de la Fórmula 1

Héctor Alonso Rebaque piensa que se exagera en las penalizaciones por contacto, pues eso quita emoción

Rebaque recuerda las emociones que se vivían antaño en los Grandes Premios de la máxima categoría. (FOTO: GERMÁN GARCÍA. EL UNIVERSAL)
23/10/2016 |23:50
Redacción Querétaro
RedactorVer perfil

La escobilla del distribuidor, una pequeña pieza mecánica, pero sin la cual el auto no podía continuar, se interpuso entre el podio y Héctor Alonso Rebaque, el 12 de abril de 1981.

Era el Gran Premio de Buenos Aires de Fórmula Uno y el mexicano iba tranquilo en segundo puesto, detrás de su coequipero en Brabham, Nelson Piquet.

Faltaban pocas vueltas cuando tronó ese artefacto y abandonó.

El ex conductor tiene en su despacho una ampliación de la portada de Autosport que reseña esa carrera. Recuerda que el reportero escribió que las cosas pudieron haber sucedido al revés: que el coche que fallara fuera el del brasileño y así el mexicano hubiera conseguido su primera victoria en Fórmula Uno.

No fue así.

Después de 35 años, Héctor Alonso Rebaque, uno de los seis pilotos mexicanos que han competido en la Fórmula Uno, reconoce que pudo haber hecho algunas cosas de forma diferente para triunfar en el Gran Circo.

Como evitar esos agónicos viajes entre México y Europa cada vez que competía. “Con el propio Bernie [Ecclestone], cuando corrí para él [en Brabham], había mucha discusión por mis viajes. Me gustaba venir a México. Siempre pensé que la Fórmula Uno iba a ser un periodo de vida, me preocupaba el no llevar mis negocios a la par. Eso me jalaba. Al tiempo reconozco que me hubiera ayudado muchísimo el haberme concentrado más. Porque no sólo era el viaje, sino el jet lag. A veces no tenía las mismas horas con el coche que tenían otros pilotos”.

En una charla realizada en la oficina de un edificio de Avenida Reforma, en el piso 13 para ser más concretos, desde donde se aprecia una espectacular vista del Ángel de la Independencia, el tiempo estimado para el encuentro se prolonga considerablemente porque la nostalgia se apodera de la sala.

Y en cuanto a la actualidad, estamos a unos días del Gran Premio de México, por lo que su análisis de la categoría reina del automovilismo se vuelve indispensable.

Le preocupa que la esencia de la Fórmula Uno se está perdiendo.

“De mis tiempos a ahora hay un abismo. Una de ellas es la esencia de la competencia. Es una lucha por rebasar, en mis tiempos nos tocábamos, nos pegábamos constantemente.

“Por un lado siento que el hecho de que los autos y los circuitos se hayan vuelto más seguros eso es muy bueno, porque era muy grave lo que pasaba en mis tiempos [demasiadas muertes por accidente]. Pero también siento que se ha exagerado ya en la cuestión de las penalizaciones. Si uno toca al otro lo penalizan, lo mandan a una parada en pits o unos segundos de castigo.

“Siento que debemos regresar un poquito más a lo que era antes, permitir más libertades, hay que luchar para pasar.

Advierte: “La esencia es luchar por los lugares, de otro modo esto va a desaparecer”.

Sobre su salida muy joven. Héctor se retiró muy joven de la Fórmula Uno, en 1981, a los 25 años, después de haber iniciado su carrera en Hesketh, continuar con el primer y único equipo mexicano hasta el momento, Team Rebaque, con el que incluso obtuvo un punto en Alemania, y aterrizar en una de las grandes escuderías, Brabham. Con 58 Grandes Premios disputados dijo adiós.

Explica las circunstancias que lo orillaron a salirse del Gran Circo: “Cuando ingresa Parmalat (a Brabham) de patrocinador, en 1981, quería un piloto italiano. En ese momento tenía la posibilidad de irme a otro equipo bueno. Pero Bernie Ecclestone me convenció de esperar, que él podría negociar que Parmalat no exigiera un piloto italiano. Desgraciadamente no fue así, entró un piloto italiano, Ricardo Patrese. Para ese momento ya había perdido la oportunidad de otro equipo grande. Pude haber optado por un equipo de medio nivel de los que quedaban, pero dije que no. Ya había pasado por eso y no quería repetirlo, eran condiciones difíciles, los pilotos se mataban. Tenía la edad para haberlo hecho, pero tomé la decisión de no hacerlo, me retiré”.

¿Fue la decisión adecuada? Aún ahora la duda revolotea su mente.

“Nunca se sabe. Me lo dijo el propio Ecclestone: ‘Héctor, nadie sabe por qué pasan las cosas, pero lo importante es que hoy estás aquí’”.

El estado actual de la competencia. Héctor Alonso Rebaque advierte que los cambios que se avecinan en la Fórmula Uno, que a muchos emociona porque los autos serán más veloces desde el próximo año, no contribuirán a la competencia, aunque el espectáculo está garantizado.

Aunque parece una postura contradictoria, se explaya: “Viene una etapa muy interesante, sin duda el nuevo comprador de la Fórmula Uno [Liberty Media] buscará que el espectáculo se mantenga, pero creo que ese duende, esa particular manera de hacer las cosas, el sabor europeo que tiene este espectáculo ahora tendrá un ingrediente americano muy fuerte. Ellos siempre se han caracterizado por ser magos en cuanto al espectáculo, pero siento que esa atmósfera, ese sabor europeo va a desaparecer. Le deseo mucho éxito a la gente que está en esto, pero creo que la esencia va a cambiar”.

Así de categórico es Rebaque, quien tuvo oportunidad de convivir con los grandes, como Alain Prost, Alan Jones, Nelson Piquet, Nikki Lauda, James Hunt.

La rivalidad de estos dos últimos incluso inspiró una película. A Rebaque le tocó el colofón de esa historia.

“Yo debuto en 1977 en Hockenheim con un Hesketh, que era un coche muy malo, pero el accidente de Lauda había sido el año anterior en Alemania [Nurburgring]. Cuando yo debuto él ya estaba de regreso, tanto Lauda como Hunt. Ya no había tanta rivalidad. Cuando llego, el campeón era Hunt. Como que ya no tenía aquel impulso que tenía antes. En la película se explica muy bien, todo lo que quería era ser campeón del mundo. El caso de Nikki era diferente, una gente muy compleja, con ideas muy fijas, muy disciplinado. Un gran estratega que se repuso del accidente para ser campeón del mundo dos veces adicionales”.