FORTALEZA, Brasil.— Tiene uno de los frentes de playa residenciales más grandes de Brasil. Aquí, el agua contaminada de sus playas es caliente, al igual que sus noches, incluida la de los lunes, cuando ocurre la mayor fiesta del mundo, por raro que parezca, en donde se baila forró, un ritmo cearense, cadencioso y alegre con el que las mujeres quiebran la cadera de forma hipnotizante.
Pero si Fortaleza tiene las playas más grandes, también, por increíble que parezca, tiene la favela más grande de Brasil, aunque a la gente de Río de Janeiro, le sorprenda. Se llama Pirambu y tiene más de 300 mil habitantes. Está ubicada al norte de la ciudad. Aquí, sus habitantes no ganan en tres meses lo que algunos brasileños gastan en un día.
La capital del estado de Ceará tiene 34 kilómetros de playas, entre las que se destacan la Praia de Iracema, la Praia do Náutico, la Titanzinho y la Praia do futuro. Al ser la metrópoli más desarrollada del norte, ha recibido la ola de inmigrantes más grande víctimas de la “economía de la sequía” que ha dejado a miles de campesinos del noreste brasileño endeudados y en la quiebra.
Fortaleza estuvo bajo control de los holandeses en el siglo XVII; ellos construyeron el Fuerte Schoonenborch, que le dio nombre a la ciudad y que luego fue bautizado como “Fortaleza de Nuestra Señora de la Asunción”. Hoy es la quinta urbe más grande de Brasil y tiene la densidad demográfica más grande del país.
La discoteca Pirata
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos colocó aquí una base aérea, aprovechando la cercanía de esta ciudad con las costas africanas. En esa década de 1940, mientras la base aérea operaba frente al edificio que le sirvió de Club Social y de casino, desplegaron una bandera que decía Musical for all, con el tiempo derivó en forró.
Es un ritmo muy sincopado, alejado de la suave samba, con el cual, todas las noches de lunes, cientos de jóvenes bailan en la discoteca Pirata, la más famosa de Brasil que fue construida en lo que era esta base aérea de Estados Unidos.
El Dragão do Mar
Fortaleza cuenta también con el reconocimiento de ser la cuna donde nació Chico da Matilde, uno de los más grandes humanistas brasileños, punta de lanza de la lucha antiesclavista y cuyo apodo, Dragão do Mar, ahora da el nombre al mayor centro cultural del noreste brasileño.
Un museo, una casa de artes y cultura, teatro al aire libre, cafeterías, librerías, restaurantes, bares, galerías de arte y pintura. Sin duda es una de las zonas más activas de la ciudad que deben ser visitadas para entender el nordeste brasileño.
Las playas contaminadas
La ciudad no cuenta con mucha infraestructura hotelera. Aún siendo temporada alta, como la Navidad o las vacaciones de Carnaval, este centró turístico se colapsa y no se consiguen habitaciones. Para el Mundial, los desarrolladores ya lanzaron la alerta: “no hay suficiente lugar”.
Las mejores zonas para hospedarse son playa Iracema o de Aldeóta, que no están muy alejadas del centro y se conectan de manera fácil por autobuses con el estadio Arena Castelao. Un taxi cobra alrededor de los 180 a 200 pesos. En esta zona, también se encuentran los centros comerciales más grandes de esta ciudad.
Sin embargo, las playas de estos lugares no son recomendadas por las autoridades para los bañistas, debido a su gran contaminación, por lo que la ciudad compensa con una variada oferta de bares y restaurantes a pie de playa.