El reclamo de Tomás Boy contra la Selección Mexicana por fallas en la logística que ocasionaron la lesión de Omar Bravo, han provocado un lío de dimes y diretes entre el director general de Selecciones Nacionales, Héctor González Iñárritu, y el propio delantero atlista, quienes emitieron argumentos contradictorios respecto del tema.
El técnico de los Rojinegros, Tomás Boy, aseguró el martes que la logística había sido “terrible”, sorprendido de que llevaran a Bravo al amistoso contra Perú en San Francisco con el único propósito de banquearlo “y luego viajar casi 12 horas para llegar a Guadalajara”.
Ante tales reclamos, González Iñárritu respondió de inmediato que Omar no reportó ninguna lesión al término del partido, al conocer el reporte del médico atlista, Rubén Cruz, quien documentó una distensión grado uno del muslo derecho que lo marginará un par de semanas de toda actividad.
“Él se fue al 100% para hacer sus actividades físicas normales, y estar en un aeropuerto no es motivo para una lesión”, alegó el dirigente, quien reprochó que “el juego del Atlas no está basado en exquisiteces”, sino a un desempeño táctico que conlleva a un esfuerzo.
Enseguida, precisó que el jugador perdió el vuelo de regreso, lo que derivó en los posteriores problemas de logística que acusó Boy.
Según González Iñárritu, el jugador fue guiado por personal de logística del Tri al aeropuerto de San Francisco e incluso lo ingresó a la sala de espera y después habló para informar que había perdido el vuelo, por lo que se le consiguió otro.
La respuesta de Bravo no se hizo esperar, molesto al verse evidenciado por el dirigente. “Simplemente noté que la logística no me favoreció del todo, por los tiempos de descanso. No es fácil pasar todo un día en aeropuertos”, acusó.
“Yo quería jugar el Clásico, no sé si fue necedad o no, son partidos que desde inicio quieres jugarlos a como dé lugar”, agregó Bravo.
“Eso de estar constantemente de viaje pudiera llegar a tener alguna repercusión, no hay que buscarle tres pies al gato”, concluyó.
