Hace poco más de seis meses, el futbol mexicano vivió uno de los episodios más escandalosos en lo que a violencia se refiere, cuando al finalizar el encuentro entre Atlas y Guadalajara, en las tribunas del estadio Jalisco, hubo fuertes enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y aficionados de las Chivas.
El saldo fue de más de 30 heridos, dos de ellos policías, y 17 detenidos.
Esto terminó por acelerar la iniciativa para modificar la Ley General de Cultura Física y Deporte, y endurecer las sanciones a quienes violenten los espectáculos deportivos, llevando al futbol como principal protagonista.
La ley se hizo decreto y se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 9 de mayo.
Mas la realidad es que los hechos violentos han continuado, aunque a éstos no se les ha dado una gran difusión. En apenas ocho días, del 13 al 20 del presente mes, en cuatro escenarios distintos, se han desatado actos condenables.
En Celaya, en Guadalajara, en Morelia y en Oaxaca, las trifulcas se han presentado y lo más preocupante es que los rijosos se han escapado del castigo o éste ha sido minimizado. En Morelia, los detenidos salieron de la prisión al pagar una multa de apenas $30.00.
Advertidos
Antes de aprobarse la ley, hubo críticas a ésta, especialmente de parte de quienes la consideraron una medida represiva, en vez de preventiva.
Gabriel Regino, exsecretario de seguridad pública del Distrito Federal, siempre se manifestó en contra de que se endurecieran las penas, para él, lo importante era educar a los aficionados. “Sigue siendo un error ver como solución la represión. Seguimos cayendo en círculo vicioso de pensar que legislando se solucionan problemas que son educativos y de prevención”, dijo.
El hecho de que se siga presentando este fenómeno de violencia, “indica que se está fallando en atacar o en atender las causas —agrega Regino—, y atender las causas es una responsabilidad compartida de la sociedad, los clubes de futbol, dueños y áreas de gobierno relacionadas con la prevención”.
Los cambios
Las sanciones se endurecieron, y para muchos esto fue un exceso. El Artículo 156 en su inciso VI, dice quien incurra en las faltas: “(...) será sancionado con un año seis meses a cuatro años seis meses de prisión y de veinte a noventa días de multa (...)”. Además “(...) se le impondrá también la suspensión del derecho a asistir a eventos deportivos masivos o con fines de espectáculo, por un plazo equivalente a la pena de prisión que le re sulte impuesta”.
Todo esto, de poco o de nada ha funcionado.
“Estamos condenados a que se repitan incidentes de violencia. Somos una sociedad con bajos niveles de control. Los ejemplos claros y que podemos ver a diario son los problemas viales, el bullying y los estadios de futbol no escapan”, agrega Gabriel Regino. “Además, esto no se vive sólo en los estadios, ya ves lo que sucedió con el personaje que le llamó simio a Ronaldinho. Plena falta de comunicación, lamentable”.
FMF toma medidas
Ante estos hechos, la FMF anunció que trabajará en un protocolo de seguridad, junto con las autoridades. “Estamos colaborando con los gobiernos de los estados para realizar un documentos conjunto sobre lo que debe de hacerse en estos casos. Sabemos que esto no será suficiente pero estamos trabajando para que el futbol vuelva a ser un espectáculo familiar”, dijo Enrique Bonilla, secretario de la Liga.
Legisladores cumplieron
El diputado priísta Gerardo Liceaga, quien fue uno de los principales promotores de estos cambios se manifestó molesto “porque los gobiernos de los estados no han cumplido con unas reformas firmadas por el mismo presidente de la República. Los legisladores cumplimos al realizar estas reformas, ahora toca que se hagan cumplir”, reclamó en TDN.
Mas a seis meses, poco ha cambiado en el futbol mexicano, donde la violencia aún tiene vida.