Nueva York.— Lejos de apaciguarse, el pulso que Donald Trump mantiene con la NFL sigue ganando en tensión, sobre todo tras las últimas declaraciones del presidente estadounidense. Después de pedir el viernes que los equipos despidieran a los jugadores que se arrodillaran durante el himno, el mandatario volvió a cargar e instó a los aficionados boicotear la competición.
“Si los aficionados de la NFL se negaran a ir a los partidos hasta que los jugadores dejen de faltar el respeto a nuestra bandera y nuestro país, las cosas cambiarían rápido. Que sean despedidos o suspendidos”, escribió en Twitter.
“La audiencia está bajando. Los partidos son aburridos, sí, pero muchos fans se mantienen alejados porque aman a nuestro país. La Liga debería apoyar a Estados Unidos”, añadió el presidente.
Pero la NFL, de su lado, no parece dispuesta a ceder. Hoy en Londres, cuando el himno estadounidense sonó antes del juego entre los Ravens de Baltimore y los Jaguars de Jacksonville, más de 20 jugadores se arrodillaron.
Y los que no lo hicieron, además de entrenadores, lo escucharon agarrados de los brazos. Fue la imagen que dejó Shad Khan, el dueño de los Jaguars, quien escuchó el himno tomado junto a sus jugadores, con gesto solemne.
La acción de Khan, que apoyó a Trump durante la campaña, fue tomado por medios estadounidenses como la primera protesta de un dueño de una franquicia de la NFL. El millonario es el único musulmán —y el único no blanco— propietario de un equipo.
Robert Kraft, dueño del actual campeón de la NFL, Patriots de Nueva Inglaterra, manifestó en tanto estar “profundamente decepcionado” con Trump, al que también apoyó en su campaña electoral.