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Hermano mayor tunde al campeón

Hermano mayor tunde al campeón
26/01/2014 |00:01
Redacción Querétaro
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LEÓN.— Gustavo Matosas dio media vuelta y se dirigió a su banca. Todavía quedaban 10 minutos, más el agregado, pero el timonel campeón del futbol mexicano sabía que no existía remedio.

Irreconocible Fiera, mansa y altamente vulnerable. El “hermano mayor” dio un golpe de autoridad sobre el lienzo verde del estadio León (3-1), ese que solía ser tortuoso para cualquiera.

Lo que explicó la desazón del uruguayo. Pegó sus últimos gritos justo después de que Enner Valencia finiquitó el choque (73’). Ni siquiera se levantó cuando Mauro Boselli cristalizó aquel penalti sólo visto por el árbitro César Ramos (88’).

Mazazo para un plantel que fue derrotado en la batalla de los sentimientos. Rafael Márquez, José María Cárdenas y Carlos Peña lo demostraron con las patadas de frustración que asestaron. El juez les obsequió los últimos minutos, porque todos debieron irse al camerino antes del silbatazo final.

Segundo revés consecutivo del monarca. No le ocurría desde el 2 de marzo de 2013, cuando el Puebla se impuso en el ex Nou Camp (1-0). Venía de caer ante el Guadalajara (1-2). Hubo una tercera, frente al Monterrey (1-2).

Hacía cuatro meses y medio que no salía de su cancha con las mirada absorta y el corazón roto. Los Jaguares de Chiapas habían sido los últimos en llevarse todo el botín de León (1-0), el sábado 7 de septiembre del año pasado.

Aquel equipo sureño tenía en la velocidad a su principal virtud. El Pachuca empleó la misma fórmula para desnudar las carencias de un conjunto experimentado en defensa, aunque lento.

El Káiser de Michoacán, Juan Ignacio González y Fernando Navarro padecieron para controlar a Jürgen Damm, Alex Colón y Valencia, quienes conformaron la tercia de atacantes hidalguenses.

Primera vez desde que son familia que hay un ganador entre ellos (tres empates). Fue el “hermano mayor”, el que había vivido a la sombra del exitoso pequeñín esmeralda, cuyo timonel enseñó que nunca se desgasta en vano.

Sólo contempló los minutos finales, mientras Enrique Meza resopló, aliviado.