Boxeador de corazón, pulquero por convicción. Es el resumen de la vida de Epifanio Leyva Ortega, un ex pugilista oriundo de la colonia Santa María la Ribera, en la delegación Cuauhtémoc, que tuvo un paso efímero por los cuadriláteros.

La falta de constancia y el “chupe” lo alejaron del deporte de los puños, ya como profesional.

A sus 80 años, el dueño de La Hija de los Apaches, famosa pulquería situada en la colonia Doctores, recuerda que desde niño le gustó pelear, que el barrio donde creció lo obligaba a defenderse de los más grandes para no convertirse en el “barco” de los abusivos. Así fue como surgió su amor por el boxeo.

Su acercamiento a este deporte no fue lo que se esperaba. Sin embargo, el “Pifas”, como es popularmente conocido, encontró en el pugilismo grandes amistades con boxeadores como Rubén “Púas” Olivares, Ultiminio Ramos, Pipino Cuevas y Humberto “Chiquita” González.

La Hija de los Apaches sigue siendo el punto de reunión para los ex pugilistas, quienes hace unos años todavía se juntaban cada 15 días para compartir pulque, cerveza y anécdotas.

“Le digo compadre, no tenemos compadrazgo de grado, pero sí por amistad, que es más fuerte. Él es muy educado. No es el borracho que pintan, se lo imaginan tirado, pero eso es por la fama que le hicieron los Polivoces”, expresa Epifanio Leyva al preguntarle sobre el “Púas”.

Una de las anécdotas que más recuerda el “Pifas” en compañía de Rubén es cuando se las ingeniaron para meter pulque al Palacio de Bellas Artes, en la presentación del libro sobre la vida de Rodolfo “Chango” Casanova, peleador nacido en León, Guanajuato, y quien fuera ídolo del pugilismo mexicano entre 1932 y 1944.

“Fuimos a la presentación del libro del ‘Chango’ Casanova a Bellas Artes, pero iban a dar vino, nosotros nos preguntamos cómo iban a dar eso sí él había sido pulquero. Le dije a mi compadre [‘Púas’ Olivares] que se fuera por otra entrada, de esa manera llamaría la atención de aquel lado. Y resultó: mientras la gente y seguridad se fueron con Rubén, yo metí un garrafón de pulque a escondidas, cuando nos descubrieron, ya se había acabado todo”, comenta entre risas el mandamás de La Hija de los Apaches.

La próxima reunión entre amigos del mundo boxístico será en abril en ese mismo restaurante para celebrar el santo de “Pifas”, quien cumple 81 primaveras el 1 de ese mes.

Luego de su retiro de los cuadriláteros y metido en el ambiente pulquero, Leyva se convirtió en miembro de la Asociación Mutualista de Ex Boxeadores de la República Mexicana, organización que se encarga de apoyar a los peleadores retirados que se encuentran en complicada situación económica.

“Yo estaba a cargo del departamento de Organización y Propaganda; hacíamos fiestas y me encargaba de vender boletos, hacer rifas y de esa manera conseguir fondos para la Asociación. En ese entonces el presidente era Marcial Galicia, medallista de bronce en los Juegos Panamericanos de México 1955”.

Bajo la presidencia de Galicia, la asociación logró recaudar 16 millones de pesos, el mayor monto en la historia del organismo.

Leyva Ortega, considerado como uno de los pulqueros más longevos de la Ciudad de México, estuvo como miembro de la mesa directiva de la Asociación Mutualista aproximadamente 55 años; actualmente asiste a los eventos y colabora con sus compañeros, pero sólo como socio.

Con la nueva administración de la de la Asociación, los problemas comenzaron a surgir, situación que disgustó a varios integrantes, entre ellos el “Pifas”, quien optó por abandonar la organización ante el des-acuerdo con las nuevas políticas.

“Ahorita somos como 15 integrantes nada más, porque lo que hizo este cuate [Martín Bravo] fue dividir a la Mutualista. Él creó una nueva empresa; cambió el nombre y la Asociación ya está valiendo madre”, sentencia Epifanio Leyva.

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