GAZIANTEP, Turquía.— El Tri Sub-20 hizo algo que ningún otro combinado nacional en 35 años: comenzar un Mundial con dos derrotas.
Rostros cabizbajos, miradas perdidas que terminaron irremediablemente en el césped. Eran las caras tricolores de la caída ante Paraguay por la mínima diferencia, que compromete la calificación del Tri juvenil a los octavos de final de la Copa del Mundo de la categoría.
Con ese resultado y cero puntos en dos encuentros, el representativo nacional sólo aspira a ser uno de los cuatro mejores terceros lugares, si quiere avanzar a la siguiente ronda. De lo contrario, regresará a casa.
Un equipo tricolor no había empezado una justa mundialista de cualquier nivel con un par de partidos perdidos de inicio, desde Argentina 1978... hasta que llegaron los pupilos de Sergio Almaguer.
Un partido de los mexicanos sin claridad mental de mediocampo hacia adelante y una defensa titubeante, que dieron la impresión de que el Tri de chavos se encuentra sobrevalorado, porque la FIFA había puesto al selectivo mexicano como candidato a llegar —como mínimo— a las semifinales. Los jóvenes del Tri se encuentran aún muy lejos de corresponder a esa etiqueta.
En cambio, Paraguay estuvo muy a su estilo. Un cuadro canchero, que se dedicó a incomodar a los tricolores en todos los sectores de la cancha.
No le importó a la albirroja que México tuviera la pelota casi todo el partido, mientras el esférico se mantuviera lejos de su área.
El Tri quedó maniatado, sin profundidad ni punzada. Marco Bueno estuvo desaparecido; Jesús Corona, con la mente en otro lado, menos en el torneo de Turquía.
Y vino el despiste de la Selección Nacional que culminó con un golazo de los paraguayos.
Los sudamericanos robaron una pelota y la llevaron hacia la banda derecha, vino el centro y, con gran técnica individual, Derlis González la colocó arriba, bombeado sobre la portería de Richard Sánchez.
México no tuvo respuesta. Tiene que ganar y, de preferencia, golear a Malí para no quedar eliminados en la primera ronda del Mundial Sub-20.