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La familia de los “coyotes”

La familia de los “coyotes”
25/08/2013 |23:51
Redacción Querétaro
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Hace apenas unos meses que con la idea de hacer de Querétaro una plaza de la próxima Liga Nacional de Futbol de Amputados nacieron los Coyotes y, aunque no ha disputado siquiera su primer partido oficial, se ha convertido en una extensión de la familia para sus integrantes.

Cada jueves y domingo los 19 integrantes del club entrenan en la cancha de futbol 7 de la Plaza Bicentenario, con la intención de aprender y mejorar sus habilidades deportivas, pero el ambiente que ahí y en el graderío se vive es más cercano a una reunión entre amigos que a una práctica de balompié.

Luego del calentamiento y los trabajos destinados a fortalecer los músculos, se lleva a cabo el tradicional interescuadras, en el que varios familiares, que no dejan de acompañar a los Coyotes en cada entrenamiento, se colocan sus zapatos deportivos y se unen a la “pica”.

El fundador y capitán, Rodrigo Campos, recuerda como comenzó todo: “Nace de una invitación que me hacen cuando estaba en un torneo de voleibol a nivel nacional, en la Selección. Me invitan Lobos de Jalisco a hacer un proyecto nuevo en Querétaro”.

Eso ocurrió en diciembre de 2012 y el también integrante del combinado nacional en esta disciplina recuerda que el inicio del proyecto, en cuyo arranque participaban únicamente cuatro personas, no fue sencillo.

“La mayoría no sabía jugar futbol y los pocos que sabían tenían años sin practicarlo. Ahora el usar las muletas canadienses es muy difícil; la mayoría tiene muletas que llegan hasta los axilas y las canadienses [que llegan hasta los codos] es más difícil controlarlas”.

Señaló que el mérito de lo mucho que ha mejorado el equipo se debe a la integración de un buen equipo directivo, técnico y médico, en el que destacan los nombres de Raúl Campos (Atletas Campesinos) y Alejandro Palomares (Gallos Blancos de la UAQ).

Los Coyotes encuentran también en el club una fuente de apoyo moral, pues cada uno de ellos entiende a la perfección la situación por la que atraviesan sus compañeros, principalmente aquellos cuya amputación es reciente.

“Normalmente cuando uno viene de un accidente, viene de un trauma, de un shock, pero con el mismo arropo que le damos aquí a los amigos, pues van saliendo poco a poco. Es difícil porque algunos son muy retraídos, pero poco a poco hemos ido trabajando y hemos ido sacándolos adelante”, comentó Rodrigo.

Ejemplos de vida

Algunos de los futbolistas también concedieron unas palabras a EL UNIVERSAL sobre lo que representa en sus vidas ser parte de los Coyotes de Querétaro.

“Yo vengo cada 15 días a entrenar [con un equipo familiar], dijo Omar Guerrero Ramírez, el portero de 36 años. Polo [Rodrigo Campos] una vez que vine a jugar me invitó a este proyecto. Aquí en el equipo me siento muy buen y varia gente que me conoce me dice ‘échale ganas, no te desanimes’, o Rodrigo cuando me ve que ando decaído”.

“Aquí se está formando una familia entre los compañeros. Yo realmente nunca pensé estar aquí y se me dio la oportunidad y hay que aprovecharla. Entre más gente mejor, como dice Rodrigo, formar una familia más grande. He tenido claro, la discapacidad se da aquí [señala la cabeza], no si te falta una mano, un pie o estás en silla de ruedas o tienes parálisis; uno solo se va para adelante”, agregó Omar.

“Yo desde los siete años soy discapacitado, nunca tuve una oportunidad de jugar futbol”, apuntó Eulogio Primero Vilchis, de 36 años. “Me llamaba la atención, pero nunca tuve la oportunidad. No practicaba [deporte]... era del trabajo a mi casa, una rutina, y a raíz de esto se abrieron nuevas oportunidades, nuevos horizontes”.

“Esto es como terapia, nos ayuda con nuestra discapacidad, a hacer ejercicio, a activarnos, porque muchas veces nos dejamos. Para la gente que tiene una discapacidad, invitarlos a que se unan a este proyecto porque es muy bonito, es algo que nos motiva para echarle ganas, saber que hay gente como nosotros, que nos podemos apoyar”.

“El acercamiento se dio por parte del CRIQ, de algunas personas que encontré que jugaban en Coyotes de Querétaro”, recordó Pedro Pérez Monroy, un joven de apenas 22 años de edad. ”Yo no practiqué ningún deporte hasta ahorita. Es para conocer más gente y no pensar que somos los únicos, sino que hay más personas con discapacidad”.

“Estar en Coyotes me ha ayudado a echarle ganas, a ser parte del equipo. Invito a la gente a que se acerque a Coyotes de Querétaro, con mucho gusto serán bienvenidos aquí, al equipo”.