Un diminuto grupo de chicos le espera en la puerta de las instalaciones de La Noria. Roque Santa Cruz accede a todas las peticiones de obsequiar autógrafos y posar para la infaltable ‘selfie’. Sabe que podría ser uno de sus últimos contactos con la afición del Cruz Azul.
El ariete paraguayo, quien no fue registrado en el Torneo Apertura 2015 por una hiperextensión muscular en la pierna derecha, está muy cerca de llegar cedido al Málaga de España, equipo con el que jugó de 2012 a 2014 y cuya experiencia no olvida.
“Todavía se estaban poniendo de acuerdo de club a club”, reconoce el guaraní, entusiasmado con la oportunidad. “Escuché un poco de la situación, me pusieron al tanto. Ya tuve conversación con gente del Cruz Azul y parece que se podría dar”.
Le restan dos años y medio de vínculo con La Máquina, mas el posible acuerdo estipula que vaya al club europeo por todo lo que resta del ciclo futbolístico 2015-16. No lo admite públicamente, pero sabe que será difícil volver a una institución que le fichó en diciembre, con la esperanza de que fuera su solución goleadora.
Apenas jugó 631 minutos y anotó cuatro tantos, por lo que se iría en deuda con la institución cruzazulina, sensación que no deja de atormentarle.
“[Fue] una experiencia muy bonita”, atina a decir el famoso futbolista. “Luego, [me iría] con el fastidio que causan las lesiones, ya que no pude hacer más por el club, que se ha completado estupendamente y, obvio, más allá de que salga o no, el sentimiento sigue siendo el mismo”, expresa sincero el artillero maquinista.
“En caso de quedarme, me duele no darle al club las alegrías que me habría gustado”, acepta perturbado. “Siento el mismo fastidio que te dan las lesiones, por no poder competir más y mejor”, comparte en entrevista.
Inyección anímica. Aunque le genera felicidad volver a un club que conoce muy bien, en el que la afición lo estima y valora como futbolista, hecho que lo reactiva de inmediato. Tiene hasta el 31 de agosto para arreglarse.
“Es mi casa. He pasado mucho tiempo ahí”, recuerda el paraguayo. “Le tengo mucho cariño a la gente, al club, y también mi familia”, destaca sonriente. “Mis niños hicieron sus primeros grados de escuela ahí... Sería como regresar a casa”, remata Roque, el hombre que se marcha endeudado.