hector.morales@eluniversal.com.mx
TORREÓN.— Por 90 minutos se olvidarán de que son familia. Javier Abella y Miguel Layún son primos segundos, parentesco que será desconocido para ambos en el duelo entre Santos y América de esta noche en el estadio Corona.
“Claro, lo comentaba con mi mamá. Dentro de la cancha no lo veo como un primo, sino como un rival más al que le quiero ganar, por supuesto. Él tiene una playera que defender y yo unos colores que defender, entonces me muero por mi club”, señala el futbolista de los Guerreros.
Abella y Layún crecieron juntos en Veracruz, de donde son originarios. Las familias de ambos son muy unidas y hasta las cenas de navidad eran compartidas. El defensa de los laguneros recuerda alegre los momentos que compartía con el lateral americanista, su oponente de esta noche.
Siempre los unió el gusto por el futbol. Hasta la fecha comparten vivencias, por más que uno viva en la capital y otro en Torreón.
“Yo siempre fui contención y él volante... Nos gustaba mucho ir a jugar en las vacaciones. Mi hermano se ponía de portero y le tirábamos. La verdad es que nos divertíamos mucho”, rememora el zaguero en entrevista con EL UNIVERSAL.
Las vueltas de la vida ponen a Abella y Layún cara a cara. Si bien son primos que chutaban juntos en su infancia, ahora son rivales que quieren la derrota del otro a como dé lugar.